La gestión de la alcaldesa Villarán fue muy decepcionante para buena parte de la ciudadanía limeña. Basta recordar la aprobación al final de su mandato (20% en diciembre de 2014) para confirmarlo. Sus admiradores, que aún los tiene, sostienen que fue atropellada por una oposición descarnada y politizada desde el inicio. No fue así: empezó su mandato con 45% de aprobación (enero de 2011) y 18% de desaprobación; terminó, no obstante, con un impresionante 77% de desaprobación.
¿Qué fue lo que hizo mal durante esos cuatro años? O, más importante aún, ¿cuáles fueron las principales razones detrás del colapso? ¿Qué puede, de ello, aprender el actual alcalde Castañeda?
Para la gran mayoría, durante la gestión de la Sra. Villarán, empeoraron dos asuntos cruciales: tránsito vehicular y seguridad ciudadana. Por supuesto, ocurrieron diversos hechos anecdóticos (el “olón” de La Herradura, el desborde en el Rímac, y etcétera). ¿Se aprovecharon de ello sus detractores? Por supuesto que sí. Pero eso lo sabía la alcaldesa; lleva muchos años haciendo política.
En mi opinión, hubo un hecho crucial que marcó el inicio de su gestión y que sirvió a sus detractores cuando fue necesario: la pérdida de tiempo, ni bien iniciado su gobierno, en perseguir a su antecesor. ¿Era necesario auditar la gestión del alcalde Castañeda? ¡Por supuesto que sí! Pero, ¿era la alcaldesa quien tenía que liderar ese proceso? Creo que no; y si le preguntaban al grueso de los electores, seguro que no. No porque adoren a Castañeda per se, sino porque esperan de su autoridad gestión, liderazgo, soluciones, no actuar como policía y perseguidor.
Pues eso es lo que viene haciendo, actualmente, el Sr. Castañeda. Llegando a los 90 días de gestión, ¿qué ha hecho? Lo primero, señalar y acusar a la anterior gestión en distintos temas en los que, al final, mejor sería que se ocuparan las autoridades competentes. Luego están la seguridad y el transporte. En lo primero nada, y en lo segundo hemos retrocedido.
Cuidado con creer que ese 70% de aprobación está asegurado. Los electores, al final, tienen las cosas claras.
Juan José Garrido
director@peru21.com
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