22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

Desde hace unas semanas, hemos estado apreciando una significativa caída de las principales acciones de la Bolsa de Valores de China. Es así que el Índice Compuesto de Shanghái (SSE) cayó en menos de un año un 27%, pasando de niveles de 5,160 unidades a 3,700.

Es muy probable que esto se haya debido a una burbuja como consecuencia del notable crecimiento chino durante los últimos años. En estos momentos, el gobierno chino ha dado una serie de medidas de política monetaria expansiva, entre ellas la reducción de tasas, lo cual complementa las medidas de ayuda en bolsa a fin de amortiguar la caída de las acciones en China.

Los primeros efectos de los estímulos monetarios se están apreciando en la Bolsa, la cual ya no baja más y se mantiene alrededor de los 3,000 puntos sin mayor caída. En los vecinos de Asia, las bolsas también permanecen estables, y por ejemplo, al 7 de agosto, la bolsa china se ha recuperado en 2.26%.

El problema es que la Bolsa de China no tiene una buena regulación para evitar las burbujas, hay mucha especulación y maquillaje, así como problemas de insider information o información privilegiada que no se regulan con mucha intensidad. La mayor parte de inversionistas son pequeños, son como un Nasdaq, los cuales no necesariamente amortiguan una caída por especulación y son muy volátiles e ilíquidos.

El efecto de esta caída del mercado bursátil hace que el consumo interno en China se reduzca a raíz de la pérdida de ahorros y, con ello, el crecimiento del gigante asiático puede ser afectado, al igual que en nuestro caso, debido a que nuestros términos de intercambio dependen de lo que suceda en la economía asiática.


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