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Opinión

Habría que partir por aplaudir la decisión del mandatari@. Don Juan Jiménez, siendo una persona afable y empeñosa, no estaba a la altura de las circunstancias. Y, valgan verdades, habría que ponderar si alguna vez lo estuvo.

Juan José Garrido,La opinión del director
director@peru21.com

Lo de tildar las críticas (y genuinas preocupaciones sobre seguridad ciudadana) de “histeria” fue el acabose. No obstante, lo cierto es que su gestión pasará al recuerdo como un desafortunado intento por hacernos creer que ejercía un cargo que en verdad sólo figuraba en la tarjeta de presentación.

En efecto, si algo caracterizó su paso por el premierato fue esa permanente duda (pecando de educado) sobre quién efectivamente ejercía el cargo, hecho que nunca estuvo en duda con sus predecesores.

Hoy, que se presenta la figura del recambio, sería bueno solicitarle al mandatari@ recomponer la figura del premier, cargo que, hasta la gestión de don Juan Jiménez, era pieza clave en la práctica política peruana. Sirvió de operador político, de puente con la oposición, de gestor del desarrollo, de vocero del gobierno, y de muchas otras necesarias acciones.

Es necesario, ya no solo por decoro sino también por prudencia, que se devuelva al premierato las funciones del mismo. De nada servirá atraer personas con características y perfiles idóneos si a la misma no se le empodera debidamente. Las funciones del cargo no son menores y en la actual fragmentación política puede ser una pieza crucial en la tabla de ajedrez oficialista.

Le deseamos, por ello, mucha suerte a don Juan Jiménez, así como al Sr. César Villanueva en el cargo que asume. Esperamos, no obstante, que pueda ejercerlo efectiva y eficientemente. Las ventajas del Sr. Villanueva pueden resultarles muy positivas al país si el mandatari@ le permite hacer uso de ellas; para empezar, tendiendo puentes con las regiones, las mismas que se sienten relegadas en la agenda nacional.

Que la histeria no cunda, entonces, en Palacio. Dirán esta vez que son solo percepciones; sin embargo, ya sabemos que cuando el río suena es porque piedras trae.


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