“Vagabundo soy”, “Mozo, deme otra copa”, “Me dices que te vas” son algunos de los éxitos musicales que cantó el gran Iván Cruz. El emblemático sello Infopesa acaba de editar una antología del bolerista: El disco de oro, ya disponible en las tiendas virtuales y físicas. So pretexto de esta joya musical de 17 canciones imperdibles buscamos al Ídolo del Bolero. Y lo encontramos.
¿Qué es de la vida de Iván Cruz?
A mí mismo, aquí en Lima, me preguntan: “¿Iván ya no estás cantando?”. En toda mi carrera muy pocas veces me he presentado en Lima y Callao. Al parecer, los empresarios no han querido pagar lo que cuesta mi espectáculo. En cambio, en provincias y en el extranjero sí me consideran y me pagan lo que yo creo valer. Todos los artistas, menos los folclóricos o los de chicha, estamos pasando por eso, debido a que el 90% de las radios no ponen la música de los peruanos.
¿No será porque algunos no han producido algo nuevo?
Muchos cantantes hemos hecho producciones nuevas. Solo ponen la música de los extranjeros famosos. Los tienen vigentes y vienen viejitos. Cuando vino Camilo Sesto, el comentario de la gente fue que se trató de una estafa, porque ya no canta. Mientras tanto, mis hermanos folclóricos tienen tomadas todas las radios de AM, alquiladas las 24 horas para difundir su música. Incluso, algunos han tomado diversas radios de la FM. Pagan 3 mil, 4 mil, 5 mil soles la hora en la AM mensualmente. En las FM cuesta S/.9 mil.
¿Y usted por qué no hace eso?
Lo voy a empezar a hacer. Debuto el miércoles 1 de julio, de 9 p.m. a 11 p.m., en Radio Metropolitana, 1040 AM. Difundiré mi música y la de mis compañeros. Esa es la situación de los artistas peruanos.
¿Por qué le dicen el Ídolo del Bolero?
En los años 70 desapareció el bolero y la balada estaba de moda. Marco Antonio Collazos, director artístico del sello FTA, insistió en que grabara mi primer simple: “Me dices que te vas” y “Mozo, deme otra copa”. Empecé a cantar boleros en contra de mi voluntad. Este hombre me enamoró para que yo hiciera boleros. Al ver las puertas de las disqueras cerradas para mí como baladista, me dejé dirigir por Collazos. Al final de año, se convirtieron en discos de oro, y volvió el bolero. Pedrito Otiniano lo decía: “Iván Cruz hizo volver el bolero”, aun cuando algunos colegas no lo querían reconocer. Estamos hablando del año 75. Mucha gente pensaba que ese Iván Cruz era venezolano, por la forma de cantar el bolero, distinto de como lo hacía Lucho Barrios o Pedro Otiniano, y eso fue lo que pegó. Empezamos a dar vueltas por todos los teatros, eran llenos totales. En la radio me llamaban el Ídolo del Bolero, porque la gente me convirtió en un fetiche, en un ídolo. Y no me quedé ahí: año 76, dos discos de oro; 77, otro disco de oro; 78, disco de oro; 79, dos discos de oro, y así seguí…
Se dice que usted es un divo.
Eso no va conmigo, nunca me creí lo máximo. Es más, creo que siempre he sido dadivoso. Más aún, el famoso locutor Tito Briceño decía: “Parece que Iván no sabe lo que es ni a dónde ha llegado”. Para todos yo era el astro, la estrella, el ídolo…
¿Hoy se siente valorado?
Sí, amado y querido por mi Perú.
Pero en Lima no toca mucho.
Le repito: los empresarios en Lima no quieren pagar lo que yo cuesto. Ese es el problema. Sin embargo, me llevan a pueblitos pequeños del Perú y esos pueblitos pagan lo que cuesta Iván Cruz. O sea, yo le saco la lengua a Lima (risas).
¿Por qué afirma que la fama, el dinero y el poder lo hundieron?
Yo procedía de una familia humilde, pobre, crecí sin la presencia de mi padre y sin mi madre. Entonces, cuando logré la fama, nunca había tenido ese dinero y me mareé y empecé a obtener los placeres: drogas, alcohol, mujeres.
Y así fue por varias décadas.
No me daba cuenta del daño que causaba a mi familia. Me di cuenta en los noventa y caí enfermo de pancreatitis crónica y el médico me dijo: “Iván, te quedan pocos meses de vida”. Acudí a chamanes, brujos, psicólogos, psiquiatras, hasta me fui a la selva con unos curanderos, pero no se pudo. No podía dejar el alcohol y la droga. Era un ‘pastelero’. Tuve un accidente, quedé postrado en la cama. Estaba tan mal que le pedía a Dios que me recogiera. Ya estaba separado de mi familia, vivía solo. Me drogaba solo. Y seguía cantando. Y, efectivamente, Dios me recogió un 8 de enero del año 2000, a las 10 a.m. Me dio una nueva vida, pero tuvo que dar muerte al viejo Iván Cruz. Desde esa fecha soy cristiano evangélico.
¿Y no extraña los días de gloria como artista?
Actualmente sigo trabajando.
En esos años era el ídolo del bolero en su máxima expresión…
Ahora soy más famoso que antes, porque viajo al extranjero y todos los peruanos están esperando a Iván Cruz, y es mucho más hermoso. Ya no tengo la necesidad de consumir alcohol o drogas para seguir siendo famoso y darme cuenta de cómo la gente me ama.
Y sigue cantando “Mozo, deme otra copa”.
Así es, Dios no me prohíbe que siga trabajando, pero ya no consumo drogas, ni cojo una mujer del público para llevármela a un hotel. Ahora voy con mi esposa.
Usted es padre…
El Señor restauró mi hogar. Me divorcié de la madre de mis hijos y cuando me convertí al cristianismo volví con ella y nos casamos otra vez. Tengo cinco hijos (dos músicos), 14 nietos y quizá pronto sea bisabuelo.
¿Se considera un buen padre?
Ahora sí…
“Vagabundo soy” es la insignia de Iván Cruz… ¿Es la canción más exitosa que ha cantado?
Fue el décimo disco de oro. Tal vez se convirtió en un himno de los infieles, de los borrachos (risas)…
Todos somos, de alguna forma, vagabundos, ¿no?
Sí… Fueron 12 discos de oro obtenidos en cuatro décadas. Solo Dios sabe si volveré a tener otro éxito. Estoy conforme con lo que tengo, con eso viajo por todo el mundo y ya no soy borracho ni perdido.
AUTOFICHA
■ “Tengo 69 años y mi nombre es Víctor Francisco de la Cruz Dávila. Nací en Lima. Empecé de niño, a los 11 años, cantando valses. Una tía mía vio que su sobrino cantaba, y me llevó a un programa de Radio Central”.
■ “La música la traigo de familia. Mi abuelo Víctor de la Cruz era de Ayacucho y fue músico. Mi abuela era soprano de coloratura: Virtudes Buitrón. Crecí bajo esa influencia musical”.
■ “A los 16 años ingresé a la Marina a estudiar para enfermero. Me gradué a los 20 años y conocí a los músicos de la Marina. Me convertí en cantante de la orquesta Latino. A los 28 años, grabé mi primer simple”.
Por Mijail Palacios Yábar (mpalacios@peru21.com)
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