Carlo Petrini,Líder del Slow Food
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Carlo Petrini (Italia) es el principal promotor del Slow Food, un movimiento “que se contrapone a la estandarización del gusto en la gastronomía y promueve una nueva filosofía que combina placer y conocimiento”. Sus ideas se han difundido por el mundo y son similares a las de Mistura. Por eso, fue uno de sus principales expositores. Aquí, su forma de ver el mundo (y la gastronomía).
¿Por qué el Perú –y su gastronomía– puede ser un ejemplo para el mundo?
Lo realizado aquí es una cosa increíble, no solo para América Latina, sino para el mundo: (Perú) rescató su propia identidad cultural y gastronómica, y vinculó a la gastronomía con el cambio económico. ¿Cómo? Poniendo atención a los pequeños productores y a los productos autóctonos. Por mucho tiempo, la gastronomía tuvo una jerarquía: Francia y Europa estaban en la cima. El Perú fue el primer país de Latinoamérica que valorizó la cocina autóctona. Esto es importante porque demostró que no existe jerarquía en la cocina y que la diversidad cultural merece atención y respeto.
¿Por qué en la agricultura el minifundio es posible? ¿Por qué la industrialización no es el único camino?
Porque el paradigma de que la industrialización y la producción masiva nos llevarían al desarrollo económico resultó un desastre; un desastre para el pequeño productor, para el medio ambiente y para la economía. Ese modelo no funciona. Con él ganan las multinacionales, los comerciantes, no los millones de productores. Ese paradigma debe cambiarse, y el nuevo debe mirar a lo local. Mistura, por su eficacia, es un extraordinario suceso y nos demuestra que su mercado puede ser la más grande industria del Perú. Se piensa que esta es la economía antigua, pero es la economía moderna, porque con ella también se puede cambiar la imagen exterior del Perú.
¿Su discurso no es más romántico que real?
¿Es real la economía que impera en el mundo? La que tenemos es un desastre y meramente artificial, especulativa. Hace 8 años vivimos una crisis económica increíble, en la que los viejos paradigmas resultaron un desastre. Slow Food y Terra Madre, que promuevo, no defienden una realidad romántica, de izquierda o ideológica, todo lo contrario. Lo que pasa es que la política no entiende la fuerza de este movimiento, de lo que vendrá.
¿Qué sociedad agrícola es próspera en el mundo?
En Europa se está volviendo a poner en valor a la pequeña industria y a los productores locales; ya no se gana nada con la agricultura masiva, allí se gana con la agricultura de calidad.
En el modelo que propone, ¿qué lugar ocupa la riqueza?
La verdadera riqueza es el buen vivir, es el vivir en armonía con tu propia cultura; la verdadera riqueza no está en la acumulación. Para que no piense que este es un tema romántico, le digo que en mi país, Italia, el 46% de los jóvenes está desempleado. ¿Acaso eso es riqueza? Repito, la riqueza no está en la acumulación sino en el buen vivir. Y esto yo rescato de Mistura: el orgullo de ser protagonista de un patrimonio verdadero.
¿Cómo es posible que un campesino andino que vive a 4 mil, 5 mil metros –donde las tierras no son fértiles y la ganadería es mínima– pueda salir de la pobreza?
Hay una sabiduría y un pragmatismo que se ha transmitido de generación en generación. Esta gente desarrolló productos, muchos de ellos medicinales, para una alimentación sana. Visite Mistura y comprobará la capacidad del hombre andino para desarrollar productos que hoy son patrimonio de la humanidad. El otro problema es logístico: si se necesitan varios días para que un producto llegue al mercado, no es responsabilidad del productor sino del Estado. Acá es más fácil comprar una Coca Cola y no una chicha morada.
Aquí, a 4 mil metros, hay minería. ¿Por qué no priorizarla si genera riqueza?
¿Para cuánta gente? ¿Cuánta gente vive de la minería y cuánta de la agricultura? Un gobierno con alma quiere estar cerca de su pueblo, de la mayoría, no de unos cuantos privilegiados. Además, ¿cuántas de esas minas pertenecen a capitales locales, cuántas a capitales extranjeros?
Pagan impuestos…
¿Usted cree que pagan impuestos? ¡No pagan nada!
Entonces, ¿desperdiciamos el recurso, no lo explotamos?
Para vivir bien en el mundo, los beneficios deben ser para todos, no solo para unos cuantos. Algunos lugares pueden tener minas, pero no todo el Perú.
La mayor parte de nuestros recursos provienen de la minería, nos guste o no…
¿Cuánto dura una mina? ¿Cien años? Cuando se acaba el mineral, se va. La biodiversidad, la agricultura se quedan…, y la minería puede destruir la biodiversidad. El oro, el dinero y la mina no se comen. Repito, no estoy contra la minería, pero el futuro del Perú está en la agricultura, en su cultura. Además, ¿por qué vivir de una sola actividad? Hay que ser diversos también en eso. ¿Sabe cuánto genera Mistura? Quizás ahora no se vea del todo, pero su valor es enorme. Esta será una de las actividades más importantes del Perú: por el campesino, por el medio ambiente, por la imagen de país que proyecta, por el turismo, por el amor propio. Dígame, ¡cómo valorizar eso! Y con todo este valor agregado, ¡estamos hablando de los impuestos de las mineras!
AUTOFICHA
- En el Perú valoro la creación de diferentes escuelas de cocinas –Pachacútec, por ejemplo– que les han dado a los jóvenes la posibilidad de cambiar su futuro. También destaco Qali Warma por su uso y puesta en valor de los productos locales y los pequeños productores.
- Hoy, los hijos de los campesinos estudian Agronomía y quieren quedarse en el campo. Eso significa nuevos sistemas de producción, elaboración, distribución. El campo puede generar orgullo a través del turismo ecológico… No todo es Disney.
- Si los científicos y los cocineros van con los campesinos, el desarrollo es posible; si ingenieros y científicos van con las multinacionales, solo se beneficiará la burguesía. Hay que tener claro que el diálogo con el campo, con el campesino, es fuente de riqueza y sabiduría.
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