Ariel Segal, Opina.21
arielsegal@hotmail.com
El 2012 no fue el fin del mundo, tal como intentaron convencernos algunos creyentes, supersticiosos y oportunistas que mercadearon con la cosmovisión maya, pero sí un año en el que el mundo se les está cayendo a varios que se creían inmortales.
Hugo Chávez parece estar en fase terminal de un cáncer que será el fin de su mundo, como bien expresa la periodista Milagros Socorro en su artículo Sin piedad el 17-12-12: “Ahora sabemos, sin lugar a dudas, que lo único que convenía a Chávez era retirarse del mando y no comprometerse en una campaña electoral. Pero eso hubiera puesto en riesgo los intereses de quienes tenían en sus manos la posibilidad de impedir que Chávez malbaratara sus restos de vitalidad. Esto incluye, desde luego y principalmente, a los cubanos, quienes, como ha quedado demostrado, solo han visto en el pobre Chávez una chequera que camina por América Latina”.
Fin del mundo para varios gobiernos de la región que dependían, para jugar a una supuesta soberanía económica, del caudillo venezolano.
Todo parece indicar que el mundo también se le cae al tirano sirio Bashir al-Assad, quien perdió el apoyo de su exaliado ruso Putin, que ya habla con los países occidentales de la Siria post-Al Assad.
¿Será Siria un nuevo bastión de Al Qaeda o de otros grupos islamistas? ¿Se convertirá Egipto, con su nueva Constitución aprobada en referéndum, en una nación fundamentalista? ¿Termina el sueño de un Medio Oriente democrático, el de una Europa igualitaria con la reducción del gasto social, el de un Estados Unidos seguro con el terror de las frecuentes matanzas ejecutadas por psicópatas con armas?
Lo que hay es mundo, y seguido.
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