“Yo soy deportista, nutricionista, agente de viajes, a veces entrenador y hasta financista”, me dijo uno de nuestros representantes en Río 2016 cuando le pregunté bajo qué condiciones se preparó para las Olimpiadas. ¿Será por esto que en toda nuestra participación olímpica hemos ganado 4 medallas mientras Colombia ya lleva 27?
Más todavía, me contó que su Federación no le asignó un entrenador, y que los fondos de participación y preparación recién se empezaron a pagar las semanas previas a las Olimpiadas, y que en algunos casos aún no se pagan. Por ello, en lo anecdótico, me contó que tuvo que usar su propia tarjeta de crédito para costear sus gastos de preparación.
Este testimonio calza con lo que encuentro en las normas y ejecución del presupuesto. El 31 de mayo se publica una norma, el D.S. 005-2016-MINEDU, que dispone la reorientación de 4.3 millones en favor de varias federaciones para el ‘financiamiento de la preparación y participación de atletas peruanos’. A partir de ahí, recién habría habido fondos suficientes para las subvenciones olímpicas. ¿En verdad el gobierno pasado –y el actual ministro de Educación– esperó hasta junio/julio para asignar o reorientar el presupuesto para Río 2016?
De hecho, en la cuenta “Desarrollo de estímulos a los deportistas de alta competencia” se observa que, de los S/13.8 millones presupuestados, al cierre de julio solo se había ejecutado 46.8%. En otras palabras, todo indica que los escasos recursos previstos para Río 2016 ni siquiera fueron utilizados oportunamente para su preparación.
Se vienen los Panamericanos, y acaba de iniciarse un nuevo gobierno. ¿Será posible planificar estos juegos pensando en infraestructura y capital humano? ¿Será posible empezar a mirar el deporte como un factor cohesionador de nuestra identidad?
P.D.: Mil gracias a quienes nos representaron.
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