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"La felicidad dura poco, como el amor"

“Todas las disciplinas tienen un potencial de daño; aunque no sé si los psicólogos somos más peligrosos que los militares, jueces, políticos o economistas (risas)”, nos dice el psicólogo Roberto Lerner, columnista de Perú21.

Foto: Nancy Dueñas.
Foto: Nancy Dueñas.

Roberto Lerner,Psicólogo
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Un estudio de la consultora CFK, encargado por Coca-Cola, señala que el 61% de los peruanos somos sedentarios; otro, que somos el país menos feliz de Sudamérica. En busca de explicaciones para esto, buscamos al psicólogo Roberto Lerner.

Ha tenido problemas de angustia. ¿No se supone que el psicólogo debe estar ‘sano’?
Ese es un estereotipo. Uno trabaja con su propio bienestar y con su propio malestar. Hay que aprender a usar nuestras propias experiencias en la interacción con los otros. Un psicólogo no tiene que ser todo el tiempo una persona equilibrada… obviamente dentro de un contexto de normalidad.

¿Qué tan difícil es investigar a las personas?
Es apasionante. Los seres humanos somos grandes narradores de historias. Lograr que una persona entienda mejor su relato y lo relacione con lo que hace es el proceso que nos lleva hacia el entendimiento y hacia el sentido de lo que hacemos, de nuestras conductas. Los seres humanos somos esencialistas: nuestra mente siempre busca explicar la apariencia sobre las cosas que no se ven, es decir, sobre las esencias.

¿El peruano es un optimista, un emprendedor?
Salió un estudio que decía que éramos el país menos feliz de Sudamérica. A partir de él escribí un artículo: con estudios del Banco Mundial y del Latinobarómetro sostuve que hemos mejorado mucho en optimismo. Hoy tenemos un mapa más homogéneo, el Perú mental no tiene tantas diferencias.

¿Y qué piensan los jóvenes?
Le doy un ejemplo: los jóvenes de todos los niveles sociales ven casi los mismos programas de TV, hablan con orgullo de la comida peruana, prefieren viajar primero por nuestro país. Estas experiencias comunes hacen que tengan algunos referentes similares y sientan que el éxito es posible. Donde sí tenemos un problema serio es en relacionar la felicidad individual con el conjunto, esta es la explicación de nuestra ‘infelicidad’. Cuando a los chicos de la CADE Universitaria les preguntamos sobre la virtud que más han practicado, casi todos hablan de “iniciativa” y “creatividad”, y cuando les preguntamos cuál es la que menos han ejercido, responden “alegrarme por el éxito ajeno”. La gente aún siente que el éxito ajeno es una derrota personal, no tanto por mala leche o envidia, sino porque sentimos que si alguien gana algo es porque nosotros lo hemos perdido, porque nos lo han robado.

Esto habla de una sociedad en crisis?
Somos una sociedad de asimetrías. El ejercicio del poder es abusivo. Por eso la gente siente que siempre hay un poder que reparte las cartas de una manera antojadiza, arbitraria, para beneficiar a unos y no a otros. Esta percepción se da a todo nivel: social, económico, político, familiar.

¿Pero no se supone que, por nuestro origen precolombino, tenemos un amplio sentimiento colectivo?
En eso hay mucho idealismo. En las sociedades andinas, nos dicen los antropólogos, están muy presentes la reciprocidad y la cultura del pacto antes que la cultura del contrato, que es occidental, pero también es verdad que las comunidades andinas no son tan bonitas como nos las cuentan. Sí, hay colectivismo, repartición de la escasez, pero también luchas intestinas.

¿Nos preocupa el Perú?
El problema es cómo usamos aquello que es común, y muchas veces lo usamos como si fuera propio. Allí no hay ninguna diferencia entre los niveles sociales. Vaya a El Olivar y verá que hay gente que ha tomado el parque. ¿Uno le hace mantenimiento a un carro alquilado? No. La mayoría de peruanos tratamos al país como si fuera un carro alquilado, solo lo usamos. Esto, felizmente, está cambiando.

¿Estamos buscando una ‘buena vida’?
Sí. La gente ha adquirido conciencia de que hay cosas que contribuyen al bienestar común. Los países más felices son aquellos donde sus ciudadanos sienten que tienen una red de soporte que les permite amortiguar las crisis que son inevitables. Todos sabemos que la compañía es buena para la salud, que la soledad es mala, que el emparejamiento es bueno, que una dosis de espiritualidad es buena, que hacer cosas que nos apasionan es bueno… pero también estamos exagerando. Por eso, la búsqueda de la felicidad se está volviendo una obsesión. La felicidad era un regalo de los dioses; luego, con la Ilustración, se ha convertido en un derecho, y hoy, en parte gracias a mis colegas, casi es un deber, y esto ha distorsionado las cosas. La felicidad dura poco, como el amor.

El 61% de los peruanos es sedentario…
La gente identifica el movimiento con una tortura. La mente existe gracias al movimiento: las plantas no tienen mente porque no se mueven, solo son sensibles. Para obtener algo hay que moverse, y eso cuesta y, así, alcanzar la meta se vuelve rico, querible y, por eso, está ligada a la felicidad. Hay que tratar al cuerpo como amigo y, para eso, hay que moverse, dejar atrás el sedentarismo.

AUTOFICHA

- Quería ser filósofo o científico, explorar el mundo de las ideas, de las palabras. Siempre fui muy curioso. Más que una profesión, quería saber, preguntar.

- Quise ser ingeniero, abogado. También escribía, como un ejercicio para procesar la angustia, el sufrimiento. He tomado antidepresivos.

- Hay que aprender a usar nuestras propias experiencias en la interacción con los otros. Un psicólogo no tiene que ser todo el tiempo una persona equilibrada.


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