Carlos Basombrío,Opina.21
cbasombrio@peru21.com
Pero, cuidado, en la medida en que es impensable que de estas conversaciones salga un gobierno de concertación y que, por tanto, gran parte de lo que se haga posteriormente va a depender exclusivamente de la capacidad del Ejecutivo de ponerlo en práctica, se requiere un liderazgo fuerte y renovado.
Más todavía si se acerca un largo periodo electoral con comicios al final del 2014 y comienzos del 2016, haciendo inevitable que –belicosos o no– los partidos de oposición vuelvan pronto a ejercer su rol.
Estamos frente a una paradoja. Este gobierno necesita a gritos un premier de otro peso político (digamos que este está para la Copa Perú y se necesita uno que pueda ser tentado por el Bayern Munich), pero las fotos del diálogo le van a dar algo de oxígeno al exhausto Jiménez para que corra unos metros más. Se crea así la ilusión óptica de que manteniéndolo es suficiente para el segundo tiempo de un partido que vienen perdiendo a punta de autogoles y ‘bloopers’.
Por su exclusiva responsabilidad, el presidente Humala está en caída libre en las encuestas (ya solo lo aprueba el 26%, según la última encuesta de GFK) y bien podría llegar pronto a los niveles de desaprobación de su premier.
Revertir este partido es esencial. La verdad que no por este presidente, cuya soberbia se torna ya insoportable (“Yo no dialogo con candidatos; si quieren, que llamen por teléfono al primer ministro”, ha dicho hace muy pocos días), sino porque el país no puede darse el lujo de que un gobierno chambón nos haga perder lo avanzado.
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