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Opinión

A Ollanta no le conviene la candidatura de Nadine, así esta gane o pierda; el desgaste sería muy grande para quien se imagina recibir la banda presidencial el 28 de julio del 2021, en el bicentenario de la Independencia.

Carlos Tapia, Opina.21
ctapia@peru21.com

A Ollanta no le conviene la candidatura de Nadine, así esta gane o pierda; el desgaste sería muy grande para quien se imagina recibir la banda presidencial el 28 de julio del 2021, en el bicentenario de la Independencia. Además, la campaña contra la “reelección conyugal” ha pegado fuerte en la gente y puesto a la defensiva al Gobierno; el oficialismo no sabe cómo salir de su propio enredo.

Pero las angustias crecen entre los congresistas de GANA Perú que aspiran a reelegirse. Requieren una locomotora que los jale; y después de mirarse, todos los ojos vuelven a Nadine. Y el propio presidente Humala sabe que requiere una bancada que a partir del 2016 esté en condiciones de saber defenderlo de las previsibles comisiones de investigación.

El frente detrás de la candidatura de Toledo se está cayendo. Toledo no es Alan García y no tiene escuderos que lo defiendan cuando las papas queman.

Sin embargo, existen otras alternativas para que Nadine cumpla con las exigencias de GANA Perú. Que encabece la lista de congresistas por Lima, acompañando la candidatura de un “independiente” proclive al nacionalismo y participando en los mítines de cierre en las principales provincias del interior.

La segunda, que sería una prueba de fuego, disputarle a Luis Castañeda la Alcaldía de Lima Metropolitana con una lista de concejales llena de personalidades sin partido (como quiere hacer Susana Villarán para las elecciones complementarias). Los riesgos son grandes pero, también, las oportunidades.

Así, de darse el caso de que Nadine fuera elegida alcaldesa, podría pedir licencia a mediados del 2015 y postularse como candidata presidencial para el 2016.

Ya perdería peso la figura de la “reelección conyugal”, y aunque no gane las elecciones, funcionaría como locomotora y, después, continuaría como alcaldesa. Así lo hizo Barrantes en 1985.


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