Jean Pierre Magnet,Saxofonista
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Serenata de los Andes debe ser el espectáculo más logrado de Jean Pierre Magnet. No es poca cosa para quien fundó Perujazz, la banda de jazz más importante de estas tierras. Este 23 y 24 de octubre, a las 8:30 p.m., en el Gran Teatro Nacional (San Borja) tenemos una nueva oportunidad para deslumbrarnos con los sonidos del Perú. Entradas: Teleticket.
Serenata de los Andes es especial para ti…
Es mi proyecto más personal, porque todo está a mi cargo, desde la creación de la música, los arreglos, la concepción del espectáculo, el reclutamiento de los músicos, todo. Serenata me permite manifestarme en todas mis variantes.
En términos musicales, ¿qué representa para ti?
Es mi mayor placer como compositor y ejecutante; me permite vivir la música y tocarla en vivo es un privilegio. Serenata… es música totalmente peruana, folclórica y nace de mi alma; coincide con mi condición de músico, de peruano; la creatividad me fluye allí y esto es un privilegio. Yo no soy musicólogo, pero he viajado mucho y he escuchado mucha música, mi mochila es pesada, entonces, mi mayor inspiración es la belleza del paisaje andino.
Eres hijo de un francés, creciste en el Country, andino no eres, ¿de dónde te nace Serenata…?
De mi infancia, por la música que escuchaba en las radios gracias a las personas que trabajaban en el Country. Por las mañanas, todas las radios programaban música andina. Además, a los 10 años empecé a tocar el saxofón, entonces, cuando escuchaba un huaylas se me paraba la oreja. Siempre he sido melódico, sin importar el género, me gusta la música bonita, no me gusta la música complicada.
En Serenata trabajas con músicos populares y también con músicos académicos.
Así es. Trabajo, por ejemplo, con Gilder Castro, violinista, y con Luciano Quispe, arpista, ambos ayacuchanos. Ninguno ha pasado por una escuela de música, pero tocan lo que tocan. Castro es un gran improvisador y Luciano está tan comprometido con la banda que, ya que no tengo ni bajo ni teclado, él se encarga de esas ‘voces’, de crear armonías. Y todo lo agarra de oído. Yo le digo que es el Eric Clapton de la música andina, y él me responde: “¿Quién es Eric Clapton?”. “Tú, pues” (risas).
Luciano compone, ¿cómo manejas su creatividad?
El único que tiene un rol creativo en Serenata… es Luciano, y se lo ha ganado a golpe de talento. Juntos estamos abriendo nuevos caminos musicales, creando cosas frescas. Luciano tiene un rol donde no existen los parámetros, donde la repetición y la formalidad están prohibidas, por eso, volamos. Cuando Luciano hace sus solos le digo: “Libérate, piensa en tu tierra, en algo hermoso; no te apures, el público quiere escuchar tu arpa sola, solita; tienes un instrumento gigante; por favor, llévanos a todos al cielo, a tu chacra ayacuchana”.
Serenata… ha estado en Nueva York, París, Zurich. ¿Cómo fue recibida?
En Nueva York y París tocamos, básicamente, para peruanos, quienes apreciaron muchísimo nuestra música porque era un lenguaje que conocían. Pero en Zurich sentimos que debutamos en el extranjero, pues el 95% eran suizos. El teatro era bellísimo y dejamos a los suizos fascinados. Allí me di cuenta de que Serenata… funciona, emociona; es, como decimos, la magia del Perú.
Como músico te formaste en Buenos Aires, en Mississippi y en Berklee.
Me fui a esos lugares porque necesitaba aprender el idioma musical. Tenía una vena creativa grande, pero no podía transmitirles a mis compañeros la música que tenía en la cabeza porque no podía escribirla, leerla, ponerla en un papel. Después de haber estudiado dos años en Buenos Aires, tres años en Mississippi, tres años en Berklee y, después de ver tocando a Sonny Rollins, mi ídolo máximo, me di cuenta de que ya tenía los conocimientos suficientes, que mi mochila estaba llena, y eso que en ninguno de los tres lugares terminé la carrera.
No querías el título…
Yo quería ser músico, y eso no tiene título. Además, era un excelente alumno; cómo no serlo si la música es mi pasión. Y cuando me harté de la teoría, me fui a las calles de San Francisco a tocar.
¿Creatividad o virtuosismo?
Me considero un músico privilegiado porque tengo bastante creatividad. De joven quería ser el mejor saxofonista del mundo. Recuerdo que en Buenos Aires me decía: “A los 26 años voy a ser un capo”. Llegué a los 26 y me dije, “a los 30”. Llegué a Berklee y me di cuenta de que no era un virtuoso, entonces me dije: “Dedícate a tu sonido, a tu voz”, y eso hago hasta hoy. Hoy, Abraham Laboriel mismo me dice: “¡Qué bonita la voz de tu saxo, tu timbre!”.
Y esa creatividad se manifestó también en proyectos como Perujazz…
Perujazz significa vivir una situación privilegiada: hay tanta libertad que, la experiencia, resulta un tesoro. Improvisar dentro de los ritmos peruanos es un tremendo placer.
AUTOFICHA
- Soy embajador de la ‘Marca Perú’. La tengo tatuada en el alma, porque si algo soy es bien peruano y, felizmente, mis intereses coinciden con los de la ‘Marca Perú’.
- En el concierto de Serenata en los Andes habrá más de cien músicos y bailarines en el escenario. ‘Meche’ Correa ha hecho el vestuario.
- Perujazz es un privilegio. Hay tanta libertad que la experiencia resulta un tremendo tesoro. Improvisar dentro de los ritmos peruanos es un tremendo placer.
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