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"De choteada pasé a actriz principal en Televisa"

“Me considero una actriz de televisión antes que de teatro, no en vano estoy en la TV desde los seis años”, nos dice Alexandra, actriz de Al fondo hay sitio.

Foto: Luis Gonzáles.
Foto: Luis Gonzáles.

Alexandra Graña,Actriz
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Aparece en la televisión desde que era una niña. Estrella de comerciales y de telenovelas, Alexandra Graña, después de ser madre, ha vuelto a la televisión en su bipolar papel de Paz Guerra en Al fondo hay sitio. También actúa en la obra familiar Hadas, en Plaza Norte. Entradas: Teleticket.

¿De dónde te viene el arte?
De mi tío Francesco Petrozzi, el hermano de mi mamá, el tenor. Crecí oyéndolo, viéndolo trabajar en la tele, haciendo música. Además, a los seis años empecé a hacer comerciales y a los 11 hice mi primera serie: Cero en conducta.

¿Cómo recuerdas esa etapa?
Fue linda, me encantaba. No ganaba mucho, pero no importaba. No estaba allí por la plata sino porque me fascinaba; no sentía que estaba trabajando sino jugando. Para una niña de 11 años, que me pidiesen autógrafos era alucinante.

¿Siempre fuiste extrovertida?
En esa época sí, pero cuando me di cuenta de que la actuación era mi carrera y que la iba a tomar en serio, me volví más introvertida. Eso pasó cuando trabajaba en La Rica Vicky. Cuando hice Obsesión tenía 18 años y vivía una gran libertad. Allí había muchos chicos de mi edad, salíamos, nos íbamos de juerga. Mi mamá pensaba que me estaban explotando, que me hacían trabajar hasta las 4 a.m. (ríe).

Estudiaste Comunicaciones en la Universidad de Lima…
Sí, pero lo hacía para cumplir con mis papás. Tenía clarísimo que quería ser actriz, por eso no terminé (ríe). Aunque me gusta, ser actriz me ha costado: yo fui en busca de mis oportunidades.

¿Eres disciplinada, educada, obediente?
Con las cosas que me interesan, sí. Antes me podía ir de juerga hasta las 4 a.m., pero a las grabaciones llegaba puntual y con el guion aprendido. Pero, como te digo, desde La Rica Vicky mi actitud cambió, me volví más disciplinada, ya no salía en las noches… Esta novela significó mi trampolín. Desde entonces empecé a hacer personajes importantes y la gente comenzó a tomarme en cuenta.

Has hecho parte de tu carrera fuera…
Sí. Me entró el bichito de saber qué hay más allá. Siempre me llamó la atención Televisa y les escribí. Curiosamente, me llamaron para hacer un casting. Fui pero lo hice muy mal, no me eligieron. Además, por entonces no me preocupaba mucho por la parte física, lo que en Televisa importa mucho. Yo me fui a hacer un casting de actuación, no a enseñar nada. Seguí haciendo mi carrera aquí, hasta que un Año Nuevo decidí tomar mis cosas e irme. Mi primer destino fue Miami pues me dijeron que era más fácil entrar a ese mercado. Pensé que mi currículo me iba a ayudar –protagonista y antagonista de varias telenovelas–, pero no fue así. Igual tuve suerte porque a los tres meses entré a Telemundo para hacer la teleserie Decisiones.

Y volviste a empezar…
Y a ganarme todo a pulso. Empecé siendo la amiga de la amiga y tuve que aceptar personajes chicos. Poco a poco fui escalando hasta que terminé de protagonista. Luego me llamaron para Venevisión y comencé a hacer, otra vez, telenovelas.

¿Cómo ves tu carrera?
Afuera hice todo lo que quise. Me considero una actriz de televisión antes que de teatro, no en vano estoy en la tele desde los seis años, es mi territorio. Por eso, a pesar de que me gustan el cine y el teatro, yo prefiero la televisión.

Antes se miraba por debajo del hombro al actor de TV…*
El prejuicio continúa pero, a mis 36 años, ya no me afecta pues estoy feliz con lo que hago.

¿Qué registro prefieres?
Por mi rostro duro, me encanta hacer antagónicos; pero afuera me ha ido bien haciendo comedia. En Televisa me agarraron de payasa, ya ni casting me hacían. Soy naturalmente divertida (ríe). Mira las vueltas que da la vida: de ser choteada pasé a ser actriz principal de Televisa.

Si te iba bien fuera, ¿por qué decidiste regresar?
Por la familia. El reloj biológico empezaba a funcionar y tenía ganas de ser mamá pues, aunque me sentía contenta con lo que había hecho, no quería que mi carrera fuera mi prioridad. Era el 2009 y, aquí, tuve que empezar de nuevo; lo hecho en Televisa, Telemundo y Venevisión no era tomado en cuenta. Además, soy muy mala para las relaciones públicas: se me rompe una uña y no llamo a la prensa (risas). Tuve que aceptar, otra vez, papeles pequeños. Y cuando me empezaba a ir bien, me llamaron de TV Azteca. Después de diez meses regresé pues ya estaba saliendo con Tarik, mi novio. A los diez días salí embarazada (risas).

¿Quieres casarte?
No me quita el sueño, sería bonito, pero hoy no es mi prioridad. Mi prioridad es mi familia. Por eso, mis papeles en Al fondo hay sitio y en Hadas me han caído como anillo al dedo pues no me toman todo el día, se complementan con mi tarea de mamá. Makenna, mi hija, ha venido con su pan bajo el brazo (risas).

AUTOFICHA

- Nací en Lima y tengo 36 años. Soy Graña Petrozzi. Morella, la bailarina, es mi tía, pero no la conozco. Francesco Petrozzi, el tenor, es mi tío. Por él estoy en esto.

- Yo parezco una mujer fuerte, pero soy medio gelatina (ríe). Eso sí, solo lloro cuando tengo mucha rabia. Tampoco me enternezco pronto.

- Decidí volver al Perú por mi familia. Ya salía con Tarik, mi novio, y a los diez días salí embarazada. Ahora estoy en Al fondo hay sitio y actúo en Hadas (Plaza Norte).


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