He pasado dos semanas en Guatemala, me invitaron por mi experiencia con Haku Wiñay, el programa productivo de Foncodes. Espero haber sido útil. Urge una política social efectiva en la ruralidad de Guatemala.
Guatemala se parece al Perú. Muchos colores, culturas, climas. Gente rural maravillosa que con poca tierra y menos infraestructura trabaja duro por sacar adelante a sus hijos. Pero allá, la pobreza es más dura, es más profunda, y a diferencia de lo que vemos acá, la pobreza no baja, crece. Cerca del 60% vive en situación de pobreza y 23% en pobreza extrema. La desnutrición afecta más o menos al 50% de los niños menores de 5 años. En los distritos rurales, la pobreza llega al 80%. Altísima desigualdad. Todo ello a pesar de que su economía crece sostenidamente (entre 3% y 4% desde varios años), que son un país con una oferta exportadora agroalimentaria potente y que están muy bien localizados.
Como en el Perú, hay mucha corrupción y su principal problema es la limitada institucionalidad. En lo social, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) de Guatemala, que se creó poco después del Midis peruano, no ha logrado aún ser la institución que lidere la lucha contra la pobreza y que aporte sustantivamente a la erradicación de la desnutrición. Le falta gente, procedimientos, constancia, pero, sobre todo, estrategia. Le urge ganar peso, político y técnico. Luego de ver este caso, hermano del Midis, es innegable que hemos logrado, como país, instalar un sector, con un plan y una estrategia, que logró poner en el debate el rol de las políticas sociales. No es que esté todo bien en el Midis, pero está en la ruta correcta y sabe en qué debe y puede mejorar. Su par guatemalteco, su casi mellizo, aún no encuentra esa senda.
Es una buena señal que lo que se ha logrado, por poco que nos parezca a veces, resulte útil para otros. Vamos por más.
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