10.DIC Martes, 2024
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Opinión

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Ayer, como formando un callo de cinismo, el presidente Humala volvió a despreciar una (nueva) denuncia contra el ministro Mayorga, quien de callos sabe mucho.

“Si hay algo más (sobre la denuncia), que se presente con documentos”, sostuvo el mandatario. Pues bien, eso es lo que hicimos: presentamos correos electrónicos del ministro Mayorga cuando asesoraba –a nombre del estudio Laub y Quijandría– a la empresa Odebrecht en el megaproyecto Gasoducto del Sur, que costará la friolera de US$8,000 millones. ¿Le parece poca evidencia?

Pero lo peor de sus declaraciones vino después. “Yo defiendo los intereses nacionales, del país…”, dijo. Si eso es cierto, lo está haciendo muy mal. El país (o sea, nosotros) ha pasado de un proyecto privado que costaba US$1,700 millones a uno público-privado que costará cinco veces más, y cuyo pago se realizará (en parte) con un incremento en las tarifas eléctricas, una barbaridad para un país cuya ventaja regional era –justamente– la energía barata. Por ejemplo, para el sector minero peruano: nuestros costos eléctricos son la mitad de nuestro vecino del sur y dado que competimos en la producción de cobre con ellos, este proyecto ¿nos ayuda o perjudica?, ¿existen estudios?, ¿había alternativas? Nadie lo sabe; y nadie puede ni podrá saberlo porque todo se hizo a la diabla, en unos meses, sin mayores estudios ni competencia.

Dice el mandatario que el anterior modelo (privado) era “lesivo” para el país. ¿Existe algún estudio que valide eso? En simple, no.

Entonces, lo que tenemos es lo siguiente: un proyecto que pasa a costar el quíntuple, que de ser privado pasa a ser cofinanciado por los peruanos, que se entrega a la volada a una empresa cuestionada en distintos países –hoy con una denuncia de corrupción en su país de origen– y de la cual el ministro fue ex asesor.

¿Está cansado el presidente de estas denuncias? Pues nosotros estamos cansados de sentir que nuestro esfuerzo acaba en cuestionados procesos, con cuestionadas empresas y bajo la batuta de cuestionados funcionarios.


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