Mónica Delta,Opina.21
mdelta@peru21.com
Queda muy claro que al mandatario lo pone nervioso un grupo de ministros que destaque, que tenga luz propia. Más bien, se acomoda mejor con los perfiles sombríos, como los de ahora. Sin embargo, hay momentos en la vida de un jefe de Estado en los que debe retomar impulso, y este es uno de ellos. La luna de miel ha terminado y se vislumbra juego fuerte. Ya que estamos futboleros, Humala debe demostrar que ‘pisa la pelota’ y que su equipo tiene jugadores con personalidad y manejo político. En este segundo tiempo, las fichas están echadas. Los fujimoristas ‘cargando’ para un juego de choque en la cancha; García, en su calidad de ‘viejo zorro’ del equipo contrario, aprovecha cualquier error y estampa el balón en la cara de Humala y este cae redondo. El Gobierno, con un cuadro desgastado al que se acusa de estar ‘en la luna’ y con asesores perversos como en los 90, que espían a la mala no solo a jugadores propios y extraños sino, además, a ciudadanos que observan el partido con ojo experimentado y crítico, se mete autogoles al negar lo evidente. Lo peor es que los jugadores aliados de Ollanta, que andan embarrados hasta el cuello por vínculos con multimillonarias cuentas off shore, en lugar de ser expulsados son blindados y mantenidos, lo que le costará muy caro, y será demasiado tarde para reaccionar.
En síntesis, frente a un torneo que se vislumbra difícil, porque están cambiando las condiciones económicas, se impone una revisión de la estrategia. Los cambios deben venir con figuras que individualmente muevan bien la pelota y que garanticen goles, pero también que no habrá cambio de reglas a medio tiempo y que el juego solo durará 90 minutos.
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