Eva Ayllón,Cantante
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Eva Ayllón vuelve a las peñas, ese escenario donde empezó y, a golpe de la exigencia del público, fue afinando voz, repertorio y garbo. Este viernes podremos oírla en la Peña Del Carajo (Catalino Miranda 158, Barranco), donde promete hacernos bailar hasta el amanecer. Mientras tanto, escúchela de L a V en Radio Felicidad, y véala en su papel de jueza melódica en La Voz Perú (Frecuencia Latina).
Vuelves a una peña…
Este viernes vamos a hacer un ‘showsazo’, vamos a recordar mis días cantando en las peñas. Sabes, estoy loca por volver allí, el lugar donde me inicié en la música. ¡Cómo no sentirme emocionada! Yo empecé poco a poco, desde abajo, hasta convertirme en el número estelar.
¿Prefieres los conciertos masivos o los pequeños?
Son espectáculos distintos. La peña es más personal, más íntima; hay más confianza, otro trato. Los grandes conciertos son más parsimoniosos, más elegantes, te preparas mucho, hay más músicos a tu alrededor. Eso sí, el sentimiento es el mismo. Por ejemplo, Un mal paso, que canto todos los días…
¿Das malos pasos todos los días?
(Ríe). No, yo soy una mujer tranquila, camino derecho, pues me siguen muchos jóvenes y, por eso, cuido mi vida personal. Y te decía que la entrega es máxima y siempre la misma porque yo, cada vez que subo al escenario, siento que es la última vez que voy a cantar. Uno nunca sabe qué puede pasar después.
¿Alguna vez no has querido subir a un escenario?
Sí. Pero siempre fui consciente de que mi compromiso con el público era más grande que mis problemas, que mis dolores, que mi cansancio. Canté el día que murió mi abuela: estaba en Chile y esa noche canté como los dioses. La gente decía: “¡Qué bárbaro, qué espectáculo!”, y no sabía que estaba casi muerta por haber perdido a mi viejita. ¡He salido a cantar a los tres días de haberme quitado un ovario!
El dolor hace que la entrega sea total…
Sí, hace a la situación especial. Quizás porque una quiere esconder su desesperación en una canción. Si para el oyente la música es un desfogue emocional; para el artista, también. Cuando uno está triste, actúa mejor.
Eres una artista querida, pero tienes detractores…
Pero, al final, terminan amándome. Tengo detractores porque no saben quién soy, cómo soy, pero cuando me conocen se enamoran de mí y hasta me ofrecen disculpas. Eso sí, no me gusta la falta de respeto.
Si la vida fuera trabajo, y el trabajo, felicidad, estos días serían felices para ti…
Son felices. Ahora tengo un trabajo fijo, donde marco tarjeta y recibo un sueldo a fin de mes. Por primera vez en mi vida, y gracias a mi programa de radio, tengo un trabajo con beneficios.
¿Esto buscabas?
No, pero llegó. Dios es perfecto y nunca se equivoca. Llegó el momento en que ya no podía estar moviendo la cintura y moviéndome de aquí para allá. Llegará un momento en que tendré que estar tranquila y, mira, tengo la radio, lo que me permitirá no apartarme de mi público…
¿Cómo te sientes en La Voz?
Allí soy un instrumento para guiar, con lo poco que sé, a los participantes. Porque, a pesar de mis 43 años de carrera, aún sigo aprendiendo. Es posible que, en el futuro, estos chicos no despeguen, pero sí es verdad que hoy todos están mirándolos y que tienen una gran pantalla. Soy muy crítica y a todos les pido paciencia. Ellos tienen una esperanza tan grande en la música, bastante similar a la que yo tenía cuando me inicié.
¿Cuánta importancia le están dando los jóvenes a la música peruana?
Mucha. Organicé un concurso de música criolla al que se presentaron más de 600 personas. Y, en el caso de La Voz, ya les he dicho que, de todas maneras, van a cantar música peruana. Tarde o temprano, uno siempre tiene que hacer música criolla: la han hecho Gian Marco, Jean Paul Strauss, Jorge Pardo.
¿Te gustó la versión de La flor de la canela que Gian Marco hizo en los Grammy?
No la vi, estaba en La Voz (risas).
¿Cómo debe ser juzgado un programa como La Voz Perú?
Es un programa serio, no es un programa de diversión: de allí saldrá la mejor voz del Perú.
¿Cómo te llevas con José Luis Rodríguez, ‘El Puma’?
‘El Puma’ está muy bonito (ríe). ¿Tiene 80 cirugías? Quien tiene dinero y puede arreglarse que lo haga.
Jerry Rivera ha dicho que puede pasar algo contigo…
Es una broma. Ojalá que mi marido no se entere… y si ya se enteró, entenderá que es una broma pues sabe la mujer que tiene.
¿Regresaste con tu esposo?
Sí. He reincidido en mi amor de siempre. Con él voy a ser como Elizabeth Taylor: nos vamos a casar y divorciar siete veces (ríe). Mi amor con él tiene ya 30 años. A nuestra vejez, nos hemos dado cuenta de que somos el uno para el otro.
AUTOFICHA
- Gracias a la radio tengo trabajo fijo, un sueldo y AFP. Me siento feliz y, además, tengo una productora, Aylloncito producciones, y varios proyectos en marcha.
- El dolor hace a una situación especial. Quizás porque en el escenario queremos esconder la desesperación a través de una canción.
- Siempre fui consciente que mi compromiso con el público era más grande que mis problemas, que mis dolores, que mi cansancio. Canté el día que murió mi abuela.
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