22.NOV Viernes, 2024
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Opinión

No me esperaba que la unión civil sea aprobada tan rápidamente en el Perú. Era lo deseable, pero no iba a salir tan fácil conociendo lo primitivo que es aún nuestro país. Pero en menos de una década será realidad porque ese avance es imparable, como los derechos de los negros en los años 60. Y Carlos Bruce figurará en los libros de colegio del futuro como el destacado precursor de ese derecho civil. Se lo ha ganado.

Y para joder a los caviares y rojitos (mi diversión favorita), les recordaré que yo fui el primer columnista y director de diario que apoyó abiertamente el matrimonio gay hace muchos años atrás (lo que me valió que muchos coleguitas caviares y fujicaviares que ahora se llenan la boca con este tema me tildasen solapadamente de “maricón”. ¡Jua, jua, jua!), cuando hacerlo no era tan fácil, pues no era aún una moda tan hipster y “políticamente correcta” como ahora. Incluso apoyé –y apoyo– la adopción de hijos por homosexuales. No le temo a la polémica: apoyé hace años y apoyo ahora también la legalización de la marihuana y la eutanasia, como, asimismo, la pena de muerte para detener al crimen (en la línea sustentada de los libertarios Gary Becker, Isaac Ehrlich y Gordon Tullock) y el control natal compulsivo vía multas (si no, el planeta va a estallar con tanta gente. Los problemas ambientales, la destrucción de la naturaleza y la pobreza son básicamente por sobrepoblación). Con el aborto sí tengo reparos: existe ya una persona nueva desde que hay intercambio genético y estás matando a un inocente. Me es alucinante que un sector sea tan tonto de querer meterse voluntariamente a una institución tan asfixiante y complicada como el matrimonio, pero es su derecho y hay que apoyarles a fondo.


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