Milagros Leiva,Periodista
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Acaba de cumplir un año al frente de No culpes a la noche, su programa de entrevistas (de lunes a viernes, a las 11 p.m., en Canal N), pero, periodista incansable, escribe en El Comercio y conduce Cinco minutos, también en Canal N. Es Milagros Leiva.
Has tenido un año intenso.
Ha sido un tsunami. Y un tsunami arrasa con todo y, claro, también despeja y te remueve por dentro. He estado nadando sin saber nadar, tratando de flotar. Ha sido un año muy raro, lleno de cosas positivas, que me llevaron a sonreír, a celebrar, y he tenido cosas espantosas, que me han hundido.
¿Bien en el trabajo, mal en el amor?
He aprendido lo que es el desapego. No me fue mal, porque tuve una excelente relación, llena de amor positivo, y su ausencia me demostró que tengo una familia maravillosa y unos amigos extraordinarios, quienes han sido capaces de cargarme y cobijarme. La felicidad extrema o el duelo intenso vienen acompañados de soledad, pero, felizmente, en las buenas y en las malas siempre estuve acompañada. Además, nada es para siempre…
La persona que amabas murió en tus brazos y lo último que te dijo fue: “Te amo”…
A Joaquín le dio un infarto y lo encontré en sus últimos alientos. Lo único que hice fue envolverlo en una nube de amor. Me ha costado mucho volver a conectarme.
Y murió a dos semanas del estreno de No culpes a la noche, el programa con el que soñabas y que él te ayudó a alcanzar…
Así es. El director de Canal N me dijo que si lo deseaba podíamos parar por unos días el programa, pero no lo hice porque no seguir hubiera significado traicionar a Joaquín, quien tanto me ayudó a conseguirlo. Por eso, siento que, así como mi familia y mis amigos, No culpes a la noche me salvó, porque me demostró que estaba viva, que tenía que levantarme. Te confieso que no recuerdo esos días, estaba en piloto automático. Me gustaría analizar mis entrevistas de esos días para ver qué pasa en el cerebro cuando vives episodios traumáticos.
¿Cómo seguir trabajando puede ser un acto de amor?
Cada programa significa decirle “gracias”. Joaquín me sostuvo, sobre todo al inicio porque No culpes a la noche fue demostrarme que podía hacerlo. Me encanta la entrevista y pude trasladarla a la TV, y demostré que una entrevista de una hora no tiene que ser aburrida. Por eso, No culpes a… y Cinco minutos han sido una celebración del amor, de la amistad, de la solidaridad; que vivir no ha sido en vano.
¿Vida o periodismo?
Siempre he tenido claro que hay cosas más importantes que el periodismo. Al final del día, el diario o la TV no te abrazan. Aunque lo parezca, yo no me he casado con el periodismo (ríe). Primero uno mismo y la familia, después lo demás.
¿Estás enamorada?
Estoy dejando que mi corazón vuelva a sentir. Estoy dando y recibiendo mucho amor. Dios, Joaquín, no sé quién, me envió a esta persona, quien me ha protegido, ayudado y está conmigo. Soy una persona que celebra el amor y, en estos momentos, estoy dejando que las cosas fluyan.
¿Cómo sientes tu primer año en la televisión?
Yo aprendí a equivocarme y a no tener vergüenza de mi error en la radio. Metía la pata y ‘Chema’ Salcedo me salvaba. Nadie es perfecto y no soy una enciclopedia. En la TV me sigo equivocando pero estoy aprendiendo; ya estoy asentada, conectada; haciendo lo que hacía en el periodismo escrito.
¿Cuál es el objetivo de tus entrevistas?
Que el espectador conozca, que pueda dibujar una especie de perfil del entrevistado. Una entrevista ideal debe tener suspenso, alegría, ternura, amargura, piscos… es como un electrocardiograma.
¿Los políticos son los que más esconden sus cosas?
Sí, son los que más caretas tienen, pero lo hacen por protegerse. Sacar la maleza para encontrar a la ‘persona’ y no al ‘personaje’ es un gran reto. Los que sí están dispuestos a contarte todo son los artistas, pues son muy sensibles y, por ello, deliciosos de entrevistar. ¿Mis entrevistados mienten? Sí (risas). Y cuando eso pasa, vuelvo a preguntar (ríe).
¿Recuerdas las entrevistas donde mejor te sentiste?
Sí. Joaquín Cortés: tramposo, enamorador, seductor, gracioso, divertido… un gitano. Carolina Herrera, una mujer con una coraza encima, con varios estancos prohibidos, pero resultó encantadora; me escribió una nota de agradecimiento. Armando Villanueva me pareció un señor muy lúcido; claro, me mintió muchas veces, pero me demostró que es un aprista hasta la muerte… y hasta cuando miente (risas). Alan García, mi primer entrevistado, fue difícil, pero es encantador. Toledo también es encantador. Y me encantó volver a entrevistar a Bryce. Yo puedo estar enamorada de sus libros, pero no tuve temor en hablarle del tema de los plagios: una entrevista está llena de claroscuros.
AUTOFICHA
- No entré a la TV en busca de reconocimiento. Siempre he tenido claro que hay cosas más importantes que el periodismo. Al final del día, el diario o la TV no te abrazan.
- Tengo muchos días tristes, pero los estoy enfrentando. Una parte de mi corazón está cicatrizando; la otra está serena, tranquila, viviendo.
- No me pongo en plan de sabionda porque tengo claro que la estrella es el entrevistado, no yo. Busco ser incisiva pero respetuosa. Eso pasó con Mantilla y Villanueva.
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