Entre tanta noticia de plagios, el video publicado por la Municipalidad de Lima sobre la construcción de un proyecto vial en el Derby ha pasado desapercibido. No voy a hablar de la idoneidad del proyecto ni de los errores de diseño que ya los ingenieros de Cruzada Vial detectaron a simple vista. Me voy a detener en un punto más grave y que, a mi juicio, es la raíz de todos los problemas que tenemos como país. Siguiendo con lo publicado en mi columna del domingo anterior, se trata nuevamente de esta verdad incómoda que parece invisible a nuestros ojos. En el minuto 2:13 del video, sostienen: “Estos proyectos no solo favorecerán a los residentes de los distritos de San Borja, Santiago de Surco y La Molina, sino también a los pobladores de las localidades del cono sur”.
¿Ya detectaron lo que me llama la atención? Me pregunto, por qué los vecinos de los distritos de San Borja, Surco y La Molina reciben la categoría de “residentes” y los vecinos de Lima sur la de “pobladores”, y sus distritos no reciben esa denominación, sino que los llaman “localidades”. ¿Por qué la diferencia de categorías? ¿Por qué diferenciarlos y no juntarlos dentro de un mismo grupo de ciudadanos?
Cuando en la gestión anterior Susana Villarán dijo que el túnel que unía San Juan de Lurigancho con La Molina iba a beneficiar a las señoras lavanderas (frase muy lamentable por cierto), todos sus opositores saltaron. Pero pareciera que la crítica que le hicieron fue solo porque venía de ella y no por una real indignación sobre el contenido de su comentario. Hoy veo que esa gente que la criticó por ese motivo publica con orgullo el video de la actual gestión. La segregación sigue estando en nuestro imaginario. Después dicen que exagero cuando digo que vivimos un apartheid caleta. Es a un menor nivel, claro. Pero está ahí, caleta, pero está y lo peor de todo es que nadie lo quiere visibilizar.
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