Todos recordamos el Monumento a la Maca de Huayre, en Junín, como símbolo de la ausencia de criterio para diseñar proyectos de inversión pública útiles para los ciudadanos.
La falta de una cultura de planificación orientada a resultados, la bonanza de los gobiernos locales de los últimos años y la importancia que se le ha dado al nivel de gasto como indicador de buen desempeño han sido una mala combinación que nos ha dejado distintas “macas” alrededor del país.
Esta semana, hemos visto cómo van avanzando las obras en la Costa Verde, y si bien no se trata de un cuarto carril para autos, sino de un malecón, tampoco es que se haya pensado realmente en el peatón o ciclista. Me explico: la estructura que se está levantando sobre el poco espacio que tenemos en nuestras playas es un claro ejemplo de que no se tiene el criterio suficiente para implementar proyectos de inversión pública que puedan ser útiles para los ciudadanos y, a su vez, generar entornos seguros y sostenibles orientados al aprovechamiento de los espacios públicos. Poner más cemento, así sea para el peatón, encima de una playa que es un espacio envidiable por otras ciudades del mundo deja mucho que desear. Si se hubiese pensado en el peatón o ciclista realmente, se habría diseñado un proyecto que asegure la conectividad de la parte alta de la Costa Verde con las playas. El problema no es que solo se ha puesto más cemento sobre la playa, sino que su diseño es altamente peligroso para los conductores. En una zona donde los accidentes han aumentado significativamente, ahora se colocan pilares que nos llevarán a la muerte ante cualquier descarrilamiento. No hay a la vista un expediente técnico que explique la viabilidad del proyecto. En gestión pública, las buenas intenciones no bastan. Necesitamos que se hagan las cosas bien. Insisto, la playa es para las personas, no para columnas de cemento.
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