Según una encuesta que realicé en 13 distritos rurales, el 76% de las personas respondió que quería tener una vida distinta a la que tiene. Para generar bienestar en las personas necesitamos hacer un seguimiento incisivo y permanente de los beneficiarios a lo largo de su vida. Los programas sociales son temporales y su éxito dependerá del egreso de sus beneficiarios. Pero dado que el desarrollo es un proceso que implica solución holística, un programa social monosectorial no aliviará su condición de pobreza.
La articulación intersectorial e intergubernamental es el principal desafío que deja toda la maquinaria que ya se ha construido en el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) y, por suerte, existen herramientas y sistemas que permitirán destrabar este desafío. El segundo es medir y acabar con el riesgo de retorno a la pobreza. Un solo programa no asegurará el progreso de los ciudadanos.
Conocí a Cayetana Aljovín cuando presenté mi investigación, el Índice de Progreso Social para las 26 Regiones del País. Ella estuvo de acuerdo con las conclusiones a las que llegó dicho estudio: que la prioridad es cerrar la brecha urbano rural y que para ello necesitamos estrategias diferentes de la lógica urbana.
Considero que Cayetana tiene una gran pasión por hacer las cosas bien y no dudará en introducir su visión gerencial. Eso sí, cuidado con introducir conceptos empresariales a la gestión pública. Ver al beneficiario como cliente es reducir su condición de ciudadano como sujeto de derechos y deberes. Si se quiere usar palabras del mundo empresarial, el ciudadano, más que un cliente, es un accionista. Los ministros y todos los funcionarios del Estado son trabajadores que deben cumplir su rol de generar valor para los ciudadanos. No es un favor.
Le deseo lo mejor al nuevo equipo Midis. Hagamos las cosas bien, aquí y ahora (kaypi kunan).
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