Winnie Madikizela-Mandela, quien fue esposa del expresidente sudafricano fallecido en diciembre, estima que sin el combate que llevó acabo ella, Nelson Mandela *no habría existido”, indicó en una entrevista concedida al dominical parisino Le Journal du Dimanche.
“Si yo no hubiera luchado, Mandela no habría existido, el mundo entero lo habría olvidado y habría muerto en la cárcel como querían quienes allí lo encerraron”, afirmó su exesposa.
Acerca de su propio papel durante los 27 años de reclusión de Mandela, Winnie, de 77 años, explica que se expuso voluntariamente a la violencia del apartheid.
“Lo que hice deliberadamente fue mantener vivo el nombre de Mandela y sus compañeros de encierro. Para alimentar la lucha, tenía que exponerme a la violencia y brutalidad del apartheid”, explica.
“Ellos, en la cárcel nunca fueron torturados como lo fuimos nosotros”, agrega Winnie Madikizela-Mandela, y estima que las pruebas que sufrió durante el apartheid no tenían nada que ver con lo vivido por Mandela y los líderes del Congreso Nacional Africano (ANC).
“Cuando me pusieron en reclusión solitaria, descubrí una brutalidad incomparable respecto a la ejercida en Robben Island”, donde estuvo preso mucho tiempo Nelson Mandela, afirma, y estima que el primer presidente negro de Sudáfrica y sus compañeros de encierro no estaban “políticamente a tono con lo que sucedía en el país”.
Sobre los años de poder de Mandela, presidente de 1994 a 1999, Winnie se muestra más bien severa. “A lo largo de estos últimos 20 años, hemos visto que a los valores que encarnaba Mandela les costaba anclarse en la realidad”, estima, y como ejemplo cita la “juventud de este país sin trabajo”, verdadera “bomba de relojería”.
Winnie y Nelson Mandela se divorciaron en 1996, dos años después de que el expreso se convirtiera en el primer presidente negro de Sudáfrica.
Se habían casado en 1958, seis años antes de que el militante fuera condenado a cadena perpetua por el régimen de la minoría blanca. Durante los 27 años de reclusión de Mandela, Winnie continuó el combate, pasó por la cárcel, arrestos domiciliarios, confinamiento en un burgo apartada del mundo. En 1991, fue condenada por complicidad en el secuestro de un joven militante a pena de cárcel conmutada por una multa. También fue condenada por fraude en 2003.
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