La presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, no pudo aguantar el llanto al pronunciarse sobre el incendio en la discoteca Kiss en la ciudad sureña de Santa María, mientras atendía a la prensa poco antes de viajar hasta la localidad.
“Quien necesita de mí en este momento es el pueblo brasileño. Le pedí a todos los ministros ayudar en todo lo que puedan y trasladarse allá, y yo también estaré allá”, aseguró Rousseff desde Santiago, poco antes de abandonar la Cumbre Celac-UE.
La mandataria aseguró que ofrecerá todos los recursos necesarios a disposición de la población de Santa María, ciudad en el interior del estado de Río Grande do Sul, fronterizo con Argentina y Uruguay.
“En este momento de tristeza estamos juntos y, aunque manteniendo la tristeza, vamos a superarlo”, agregó la mandataria, quien vivió la mayor parte de su vida en Porto Alegre, la capital de Río Grande do Sul, a 286 kilómetros de Santa María.
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