La proporción de robos en América Latina y el Caribe se ha triplicado en los últimos 25 años, y es además la única región del mundo donde aumentó la tasa de homicidios (11 %) en la última década.
Estos datos fueron dados a conocer hoy durante la Segunda Reunión sobre Seguridad Ciudadana de América Latina, organizada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y celebrada en la ciudad chilena de Viña del Mar.
“La inseguridad es la principal preocupación de los latinoamericanos”, expresó Heraldo Muñoz, director regional del PNUD.
“El problema de la inseguridad ciudadana ha aumentado en toda la región; en algunos casos con violencia letal, es decir, con homicidios; en otros casos con delitos contra la propiedad, como los robos, de modo que nadie se libra de estos problemas”, advirtió.
En conjunto, el índice de homicidios aumentó un 11 % en la última década, y el país que sufre la mayor tasa es Honduras, con 82 por cada 100.000 habitantes, cuando la media mundial es de 6,7, apuntó el exministro chileno.
“En los países que enfrentan bajas tasas de homicidios, como Chile, los delitos patrimoniales han aumentado fuertemente”, explicó.
Además, cada día se registran en la región 460 ataques sexuales, cuyas víctimas son en su mayoría mujeres, que son también las que más sufren otra violencia “invisible”, como es la violencia intrafamiliar.
En conjunto, uno de cada cinco latinoamericanos denunció en el último año haber sido víctima de algún tipo de delito.
Según Muñoz, “hay un problema con la capacidad del Estado para responder a esta situación de inseguridad”, tanto en materia policial y judicial, como de sistemas carcelarios.
Además, el crecimiento que ha experimentado la región en la última década ha sido “más en cantidad que en calidad”. “Hay mucha desigualdad en ese crecimiento, con falta de oportunidades de empleo para los jóvenes”, remarcó el funcionario.
En tercer lugar, enumeró, la expansión urbana ha provocado la ruptura de algunas redes, como la familia y el barrio, que antes frenaban en parte a la violencia. “El tejido social se va desmoronando”, señaló Muñoz.
Por otra parte, el crimen se ha articulado a través de redes internacionales, como ocurre con el tráfico de armas desde Estados Unidos o con los maras centroamericanos. Frente a eso, según Muñoz, la cooperación internacional se demuestra “insuficiente”.
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