“No está en mis planes hoy día repostular a la Presidencia” de Chile, aseguró en entrevista con la agencia Efe Sebastián Piñera, el primer mandatario de derechas elegido en este país en medio siglo, que en diez días entregará el poder a la socialista Michelle Bachelet.
“La centro derecha tiene muchos liderazgos. Es bueno que florezcan todas las flores. Cuando llegue el momento de elegir a nuestro candidato, veremos quién es el que está mejor posicionado, pero todavía falta mucho”, reflexionó Piñera, que se marcha con un respaldo del 50 por ciento.
“Tengo un millón de planes. Hay vida después de la Presidencia”, manifestó Sebastián Piñera, que no piensa seguir ligado a la actividad partidista, pero sí a “la política con mayúsculas”.
“Como expresidente, deseo aportar mi experiencia y mis puntos de vista a todos los gobiernos que tenga mi país”, dijo Piñera, quien desea “un buen Gobierno” a Michelle Bachelet, y “que mantenga el ritmo de crecimiento” que hizo que en cuatro años Chile pasara de 15,000 a 20,000 dólares de renta per capita.
Tras recordar que gobernó en minoría parlamentaria, el mandatario se quejó de que “en algunas materias la oposición fue muy obstruccionista”, aunque reconoció que a veces los problemas venían de sus propias filas.
Para Piñera, opositor a la dictadura, “la centro derecha chilena no puede tener sus ojos clavados en el pasado”, sino que debe demostrar “un compromiso inquebrantable y definitivo con la democracia, la libertad y los derechos humanos”.
El régimen de Augusto Pinochet “no respetó las libertades y cometió muchos abusos en contra de los derechos humanos, sin perjuicio de reconocer que, al mismo tiempo, hizo una obra modernizadora que fue valiosa”, añadió.
“Algunos creen que los gobiernos de derechas se ocupan solo del crecimiento económico, el funcionamiento de los mercados y el orden y la seguridad”, dijo.
“Pero mi Gobierno –enfatizó– se preocupó también por la igualdad de oportunidades, la lucha contra la pobreza, la justicia social, la protección del medioambiente y los derechos de las mujeres y las minorías.
Y especialmente la defensa de los derechos humanos, un tema que Piñera considera “esencial” y por el cual rechazó indultar a represores, condenó el golpe militar y cerró penales donde los represores gozaban de notorios privilegios.
Esa convicción, dijo, le llevó también a “levantar la voz cuando en otras partes del mundo, incluyendo América Latina, hay países donde los derechos humanos no son debidamente respetados”.
“La democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos son valores que no reconoce fronteras”, enfatizó.
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