Tras la visita del Papa a Río de Janeiro la semana pasada, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, promulgó hoy “sin vetos” una ley de atención a víctimas de violación, vista por la Iglesia como un paso para una legalización amplia del aborto.
La norma hace obligatorio el tratamiento de urgencia en centros de salud pública a las afectadas, y su acceso a medicamentos para impedir el embarazo no deseado, como la pastilla del día siguiente, informó la Presidencia.
La Iglesia católica, así como movimientos pro vida, habían pedido a la mandataria que vetara al menos los dos artículos considerados más polémicos, que refieren a la “profilaxis del embarazo” y la información sobre derechos y servicios de salud disponibles para las mujeres, informó la Conferencia Episcopal.
Los religiosos consideran que los dos puntos de la ley que objetan son una flexibilización y aún un primer paso a la legalización amplia del aborto en el país, actualmente solo autorizado —con muchas restricciones— en casos de peligro de vida para la madre o incluso violación.
El ministro de salud, Alexandre Padilha, explicó que el Gobierno encaminó al Congreso una propuesta para alterar el término “profilaxis del embarazo” por “medicación con eficiencia precoz para prevenir el embarazo resultante de una violación”.
Agregó que la promulgación transforma en ley prácticas que ya eran recomendadas por el Ministerio de Salud.
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