Durante una audiencia con 800 monjas, el Papa Francisco afirmó que estas no deben ser unas “solteronas” sino “madres” con “hijos espirituales” para la Iglesia Católica.
El Sumo Pontífice participó en la asamblea plenaria de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), en el que se congregaron cientos de mujeres religiosas de 1,900 órdenes de 75 países.
El Papa rescató la obediencia, la pobreza y la castidad, los tres votos de las monjas, y criticó el uso de la vocación religiosa para la ambición personal.
Sobre la pobreza, Francisco dijo que esta “se aprende con los humildes, con los pobres, los enfermos y todos aquellos que están en las periferias existenciales de la vida. La pobreza teórica no nos sirve”.
Sobre la castidad, el Papa comentó que esta debe ser “una castidad fecunda, una castidad que genera hijos espirituales en la Iglesia. La consagrada es madre, tiene que ser madre y no solterona. Perdonadme si habló así, pero es importante esta maternidad de la vida consagrada, esta fecundidad”.
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