El candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney, se comprometerá hoy a buscar una política más agresiva con Oriente Medio si es elegido, en un intento por distanciarse de la forma en que se ha manejado el presidente Barack Obama con Libia, Irán, Siria y en la disputa árabe-israelí.
Romney dejará en claro en declaraciones en el Instituto Militar de Virginia, en Lexington, que su perspectiva política refleja lo que los asesores llaman la doctrina de “paz a través de la fuerza”, que dicen que fue perseguida por anteriores presidentes, desde Harry Truman a Ronald Reagan y Bill Clinton.
La definición ayudará a Romney a posicionarse de cara al segundo debate presidencial con el candidato demócrata y actual presidente, que se realizará el 16 de octubre en la Universidad Hofstra, en Nueva York, y cubrirá tanto temas de política interna como externa.
El sólido desempeño de Romney en el primer debate, llevado a cabo el miércoles pasado en Denver, le ha permitido avanzar en las encuestas y parece haber renovado su confianza para el último mes de campaña.
El candidato republicano dirá que Obama ha mantenido una estrategia de “pasividad”, en lugar de asociarse con los aliados de Estados Unidos en la región.
“Sé que el presidente espera un Oriente Medio aliado de Estados Unidos más seguro, más libre y más próspero. Comparto esa esperanza. Pero esperanza no es estrategia”, dirá Romney, según extractos de su discurso difundidos por su campaña.
Romney usará para ilustrar sus perspectivas el ataque del 11 de septiembre de este año a la misión diplomática estadounidense en Bengasi, Libia, en la cual murieron el embajador de Estados Unidos, Chris Stevens, y otros tres compatriotas.
El republicano se metió en problemas inmediatamente después de ese ataque al acusar a la administración Obama de una respuesta apologética hacia los musulmanes, enojados por un filme privado realizado en Estados Unidos que se mofaba del profeta Mahoma.
Muchos consideraron que Romney había inyectado política a una tragedia nacional. Pero las críticas luego se dirigieron al manejo de la situación por parte de la administración Obama: algunos legisladores acusaron al Departamento de Estado de no brindar la seguridad suficiente a los estadounidenses en Libia.
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