Los casos de tortura en México aumentaron alrededor del 500% en los últimos seis años, en el marco de la lucha contra el narcotráfico emprendida por el gobierno de Felipe Calderón, según un informe presentado hoy por varias ONGs.
El documento, titulado Situación de la tortura en México, será llevado este martes ante el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas en Ginebra (Suiza), órgano encargado de supervisar la aplicación de la Convención contra la Tortura, a la que México se sumó en 1986.
“Esta sigue siendo una herramienta constantemente utilizada por las fuerzas de seguridad y fomentada por el actual pasivo de las autoridades ministeriales y judiciales”, dijo en conferencia de prensa la portavoz de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos (Red TDT), Agnieszka Rzczynska.
Este análisis, realizado por las 73 organizaciones que constituyen la Red TDT, junto con la Organización Mundial contra la Tortura (OMCT) y la Comisión de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (Cmdpdh), muestra la “preocupación” que suscita una “situación agravada por la falta de avances en políticas públicas”.
El texto incluye los datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), que muestran un incremento de más del 300% entre las 392 denuncias recabadas en 2007 y las 1,669 de 2011, y aquellos casos documentados por organizaciones de la sociedad civil.
“Es difícil contar con cifras, pues la mayoría de casos no se denuncian, pero a pesar del subregistro, el número de casos del 2006 a la fecha ha aumentado en un 500%, precisó el portavoz del colectivo contra la tortura y la impunidad, Javier Enríquez.
De acuerdo con el informe, “la militarización de la guerra contra el crimen” es uno de los principales factores que ha motivado este incremento y, como prueba, señalan el aumento de las denuncias en contra de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Mientras en 2006 hubo 182 denuncias por tortura contra este organismo, en 2011 fueron 1,626, lo que “da una idea del incremento de violaciones de derechos humanos cometidas por el Ejército”.
Asimismo, precisan que las golpizas, los intentos de asfixia, el simulacro de ejecución, la atadura de extremidades o las amenazas de muerte al detenido y a su familia son las formas más habituales de tortura, en medio de una situación caracterizada por la falta de contacto con abogados o autoridades judiciales.
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