Cientos de personas intentaron asaltar hoy la Grand Serail, sede del gobierno de Líbano –donde se localiza la oficina del primer ministro, Nayib Mikati–, tras el funeral del jefe de los servicios secretos, Wissan al Hassan, asesinado el viernes en un atentado con bomba en Beirut.
La policía respondió con gases lacrimógenos y varias personas resultaron heridas. La situación pudo ser controlada después de que las tropas del Ejército respaldadas con tanques fueran desplegadas en torno al palacio.
Los disturbios comenzaron tras el entierro de Al Hassan, asesinado el viernes junto a otras siete personas al estallar un coche bomba en el centro de Beirut.
Los manifestantes, la mayoría opositores al gobierno sirio, se encendieron cada vez más por varios discursos leídos en el funeral, durante los que funcionarios antisirios exigieron la dimisión del gobierno de Mikati.
“No conversaremos antes de que se marche el gobierno, no habrá diálogo sobre la sangre de nuestros mártires”, dijo el ex primer ministro Fuad al Siniora ante los miles de congregados. Además dijo que el primer ministro no podría permanecer en el poder “porque ello supone que aprueba lo que está ocurriendo”.
Mikati dijo el sábado que ofreció su dimisión, pero que el presidente le pidió quedarse para evitar un vacío de poder.
El asesinato de Al Hassan ha despertado los miedos de un regreso de la serie de asesinatos políticos que asolaron Líbano entre 2005 y 2008.
Al Hassan encabezó una investigación que llevó al arresto del ex ministro de Información Michel Semaha, un político cristiano con estrechos vínculos con Damasco,* acusado de planear ataques en Líbano por orden de Damasco para desatar la violencia sectaria.*
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