Cuatro personas murieron y otras tres resultaron heridas durante una toma de rehenes en un banco de Beersheva, en el sur de Israel, que terminó con el suicidio del asaltante.
El presunto autor del hecho se suicidó tras retener a una mujer y negociar con las fuerzas de seguridad durante hora y media, informó la Policía.
La Policía israelí, que apuntó inicialmente a un atraco, cree que el sospechoso –un judío residente de la ciudad– “entró en la sucursal con la intención de perpetrar un tiroteo” y acabó por quitarse la vida al sentirse acorralado, declaró su jefe, Yohanán Danino.
El autor de los disparos, un expolicía de fronteras, había tenido recientemente un enfrentamiento con el responsable de la sucursal porque no le quiso conceder un crédito, según el canal 2 de la televisión israelí.
Hoy descubrió, al introducir su tarjeta en un cajero, que su cuenta había sido bloqueada y regresó a su casa para tomar un arma e ir a la entidad bancaria.
“Entró disparando a todo el mundo. Luego dijo: ‘Silencio’ y disparó a dos personas que estaban a mi lado. Yo solo rezaba. Pedí a uno que me ayudase, que pusiese su cuerpo encima del mío para que no me viera”, declaró Remo Vaknin en el hospital Soroka, donde fue ingresado por los golpes que le propinaron los agentes al creer que era el atacante.
En el momento de los hechos, en el banco –perteneciente a la entidad Hapoalim– había una decena de personas: las cuatro que murieron tiroteadas (tres hombres y una mujer), las tres que resultaron heridas (una de ellas en estado grave) y al menos otras dos que se echaron al suelo y así salvaron sus vidas.
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