El descubrimiento en Reino Unido de carne de caballo en hamburguesas y lasañas congeladas vendidas en los supermercados como productos de carne vacuna se ha convertido en un escándalo de proporciones europeas, con tintes de fraude, que salpica, en particular, a Francia.
La agencia francesa antifraude denunció un “engaño” tras el hallazgo de carne de caballo en platos cocinados pese a que el etiquetado asegura que es carne de vacuno.
Su investigación “ha permitido identificar que la carne utilizada en la fabricación de estos productos fue suministrada por un operador francés de carne”, subrayó.
Poco antes, las autoridades sanitarias de Luxemburgo, lugar donde se prepararon los platos de la marca sueca Findus, habían asegurado que la carne es de origen francés.
La empresa luxemburguesa Tavola, que fabricó los productos, importó la carne de “un proveedor francés”, dijo a la agencia AFP el director de los servicios veterinarios de Luxemburgo, Félix Wildschutz, quien precisó que hay “fraude” en el etiquetado.
La francesa Comigel, que también suministra desde 2011 “lasañas de vacuno” a Findus y vende sus productos congelados en una quincena de países, acusó a un proveedor francés del engaño y anunció la retirada de todos sus productos.
Autoridades sanitarias británicas pidieron ayer a la industria agroalimentaria que “proceda con urgencia a analizar los productos preparados con vacuno para comprobar si contienen o no carne de caballo”.
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