Un burkini es un traje de baño que cubre el cuerpo de pies a cabeza, salvo la cara, las manos y los pies, y lo usan, en su mayoría, mujeres musulmanas. El caso es que en numerosas playas de Francia prohibieron su uso, y en algunas ya han pasado multas.
Primero fue en Cannes, el pasado 28 de julio. Según dice la ley, la ropa de playa que muestre “ostentosamente” afiliación religiosa cuando el país está “bajo amenaza terrorista” es un “riesgo” que perturbaría el orden público.
Además, la ley se escuda en “el máximo respeto a las reglas de higiene y seguridad” en las playas locales y en que facilita un posible rescate en caso de que se presente un caso de ahogamiento pues sin el burkini los nadadores “no se verán obstaculizados por su traje de natación”.
Dos meses después del atentado en Niza que dejó 85 personas muertas, la localidad costera francesa también se sumó a la prohibición de esta prenda en sus playas. Luego se sumaron otras localidades como Villeneuve-Loubet, también en la Costa Azul, y Sisco, en Córcega.
La Liga de Derechos Humanos (LDH) y el Colectivo contra la islamofobia en Francia (CCIF) consideraron la prohibición del burkini como una medida discriminatoria. Patrice Spinosi, abogado de LDH, dijo que estamos ante “un atentado grave y manifiestamente ilegal contra varias libertades fundamentales, como la libertad de opinión, de religión, de vestimenta y de circular”.
Cabe señalar que desde 2012, en las escuelas primarias y secundarias de Francia, también está prohibido el burka, que cubre el rostro, y el nigab, que solo deja ver los ojos. Para el primer ministro francés, Manuel Valls, “todo espacio público tienen que preservarse de toda reivindicación religiosa”.
El efecto fue totalmente el contrario
Lo paradójico es que la polémica contribuyó al aumento en las ventas de esta prenda de baño islámica según lo confirmó la misma creadora, una australiana de 48 años llamada Aheada Zanetti.
Normalmente, dice ella, recibe entre 10 y 12 pedidos un domingo, sin embargo, este último recibió 60 pedidos en línea, todos de personas no musulmanas. Ademas, dijo que ha recibido numerosas muestras de apoyo desde varias localidades donde decidieron vetar este traje de playa.
Zanetti, de origen libanés, explicó que había diseñado el burkini hace más de 10 años en Sídney, concibiéndolo como un útil de integración para que las mujeres musulmanas practicantes pudieran disfrutar plenamente de los placeres de la playa, consignó el País.
Además, un argelino y activista por los derechos humanos se ha presentado en los juzgados para pagar las multas de cualquier mujer musulmana que haya sido sancionada en Francia por vestir el burkini.
Su nombre es Rachid Nekkaz y, según dice, decidió pagar todas las multas de mujeres que usan el burkini “con el fin de garantizar la libertad de vestir esas ropas, y sobre todo, para neutralizar la aplicación de esta ley represiva e injusta”.
Esto solo alentaría a grupos radicales
Sara Silvestre, profesora de la Universidad de la City en Londres, quien se especializa en religión y política, dijo a CNN en Español que la prohibición beneficia los intereses de los extremistas.
“Al-Qaeda y el autodenominado Estado Islámico crecen cada vez que las naciones occidentales les dan munición para argumentar que Occidente discrimina o estigmatiza a los musulmanes. Lo que provocan estas leyes es que los musulmanes se sientan marginados y, en retorno, el no sentirse bienvenidos impacta en su habilidad y deseo de integrarse en la sociedad, lo que puede generar un alejamiento y enganchamiento con grupos radicales”.
La académica agregó que, desde su punto de vista, algunos políticos se han aprovechado del miedo al Islam para reducir las libertades en Francia.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.