El tifón Haiyan, que hace cuatro días arrasó el centro de Filipinas, habría causado entre 2,000 y 2,500 muertes, y no las 10,000 que se estimaban en un principio, según dijo hoy el propio presidente del país, Benigno Aquino, en una entrevista con la cadena CNN.
“Diez mil, creo yo, es demasiado”, afirmó Aquino, quien consideró que los funcionarios locales que proporcionaron esa estimación facilitaron los datos demasiado temprano como para poder calcular una cifra precisa.
“Tenemos la esperanza de ponernos en contacto con algo así como 29 municipios que restan, y sobre los que aún tenemos que calcular cifras, sobre todo de los desaparecidos, pero hasta el momento barajamos que la cifra total de muertes esté entre los 2,000 o 2,500”, añadió.
El número de fallecidos confirmados por el tifón supera ya los 1,700, según fuentes oficiales, mientras aumenta la desesperación entre los supervivientes, para quienes la ONU pidió hoy ayuda por valor de unos US$300 millones.
De momento, la comunidad internacional ha ofrecido a Filipinas unos US$53 millones en asistencia de emergencia, que incluye dinero, equipos médicos y de rescate y material de primeros auxilios, según el Departamento de Asuntos Exteriores del país asiático.
En cuanto a los heridos, el Consejo filipino para la Gestión y Reducción de Desastres habla de 2,487.
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