El Papa Benedicto XVI, quien ayer anunció su renuncia al pontificado el próximo 28 de febrero, pasará el resto de sus días en el monasterio “Mater Ecclesiae”, ubicado dentro del Vaticano, una vez que su sucesor sea elegido en cónclave el próximo mes.
El edificio está siendo rehabilitado y abrió sus puertas en 1994 ante el deseo de Juan Pablo II de crear una comunidad de religiosas contemplativas que acompañaran con su oración la actividad del Santo Padre y de sus colaboradores de la Curia de Roma.
El monasterio tiene cuatro pisos. Entre el segundo y tercer nivel hay doce celdas monásticas; mientras que en la parte baja del edificio están el refectorio, la cocina y la enfermería, así como otros ambientes.
La remodelación implicó la construcción de nuevas instalaciones en dos niveles, con una superficie de 450 metros cuadrados que alberga la capilla y el coro, así como una biblioteca en la planta superior.
El edificio luce una severa simplicidad en su conjunto. La única decoración que tiene el edificio son las vidrieras artísticas y las decoraciones sacras, con motivos de inspiración contemplativa, informó la página web del Vaticano.
En los últimos veinte años habitaron este convento diferentes órdenes de monjas de clausura, primero las clarisas, después las benedictinas y las visitadoras, que en noviembre de 2012 tuvieron que dejar el monasterio por los trabajos de remodelación.
En los jardines hay árboles limoneros con los que las monjas elaboran mermelada y licores.
Antes de vivir al convento, Benedicto XVI pasará un breve período en la residencia papal de verano de Castel Gandolfo, cerca de Roma.
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