Por aire y tierra, el rescate de cientos de residentes del estado de Colorado (EEUU) que quedaron varados por las épicas inundaciones se estaba acelerando a medida que se agotan las reservas de agua y alimento.
Miles de personas debieron abandonar sus viviendas y ríos repletos de escombros se volvieron mares lodosos que inundaban ciudades y granjas.
Las autoridades dijeron anoche que hay cuatro muertos y al menos 172 personas cuyo paradero se desconoce.
Por primera vez desde que las inundaciones comenzaron el miércoles, Colorado pudo ver la extensión de la devastación y la realidad de lo que se está convirtiendo en un desastre de largo plazo.
La inundación afectó partes de un área de 7,242 kilómetros cuadrados, casi del tamaño de Connecticut.
Helicópteros de la Guardia Nacional evacuaron a 295 personas –incluyendo mascotas– de la aldea de montaña de Jamestown, que quedó aislada por las inundaciones en las faldas del cañón donde se ubica la ciudad.
Mike Smith, comandante de incidentes en el aeropuerto municipal de Boulder, dijo que los helicópteros seguirían entrando y saliendo hasta altas horas de la noche.
Las perspectivas para cualquier persona que prefiera quedarse son semanas sin electricidad, servicio de telefonía celular, agua o alcantarillado.
“En esencia, lo que nos decían era que si nos quedábamos estaríamos aquí por un mes”, dijo Dean Hollenbaugh, de 79 años, y quien fue evacuado en helicóptero de Jamestown, en el noroeste de Boulder.
Miles de evacuados buscaron refugio en ciudades que ya estaban rodeadas por ríos caudalosos que se desbordaban de sus cauces.
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