Estados Unidos estuvo a punto de vivir una catástrofe atómica en 1961, según informaciones publicadas hoy por el diario británico The Guardian en base a un “documento secreto”.
El 23 de enero de 1961 dos bombas de hidrógeno cayeron por error de un bombardero B-52 de las Fuerzas Aéreas estadounidenses cuando el avión se averió en pleno vuelo.
Una de las bombas, de cuatro megatones, estuvo a punto de detonar y si no lo hizo fue gracias al fallo de uno de los interruptores de control.
Si la bomba hubiera explotado sobre la ciudad de Goldsboro, en el estado de Carolina del Norte, habrían muerto millones de personas.
Según The Guardian, el artefacto habría tenido una potencia 260 veces superior al de la bomba lanzada sobre Hiroshima en 1945.
El periódico inglés asegura que las autoridades estadounidenses reconocieron en el pasado el accidente, pero no informaron realmente de lo cerca que estuvo la explosión.
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