Medio año después de sus primeras revelaciones, Edward Snowden saca conclusiones positivas de su decisión de filtrar documentos de los servicios secretos de Estados Unidos, según declara el informante estadounidense en una entrevista con el diario Washington Post.
“Para mí, en términos de satisfacción personal, la misión está cumplida”, aseguró a un reportero del periódico desde Rusia, donde está asilado.
“Yo ya gané. En cuanto los periodistas pudieron ponerse a trabajar, todo lo que yo estaba tratando de hacer fue confirmado. Porque, recuerde, yo no pretendía cambiar la sociedad, quería darle a la sociedad la oportunidad de decidir si debía cambiarse a sí misma”, añade en el artículo, publicado online en la noche del lunes.
El estadounidense filtró a varios periodistas documentos secretos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) estadounidense, para la que trabajaba antes de huir y refugiarse primero en Hong Kong y luego en Rusia. Al quedar varado en el aeropuerto de Moscú sin papeles, porque Estados Unidos le retiró el pasaporte, finalmente Rusia decidió darle asilo temporal, por un año.
Snowden reveló el masivo programa de vigilancia de la NSA, que incluía el control de llamadas telefónicas, de Internet e incluso el espionaje a líderes extranjeros como la canciller alemana Angela Merkel, el entonces candidato presidencial mexicano Enrique Peña Nieto (hoy presidente) o la jefa de Estado brasileña Dilma Rousseff, lo que provocó tensiones diplomáticas a Estados Unidos con algunos países aliados.
Las revelaciones comenzaron en junio con información sobre “pinchazos” de llamadas de celulares.
Actualmente, Snowden se encuenta en un lugar desconocido en Rusia. Para la entrevista, estuvo durante 14 horas en Moscú con el periodista de The Washington Post Barton Gellman, quien fue el primero con el que contactó en junio. Estados Unidos lo acusa de espionaje y robo de propiedad del gobierno y exige su extradición.
En el texto, Snowden vuelve a rechazar las acusaciones de deslealtad hacia su país. “No estoy intentando destruir a Estados Unidos; trabajo para mejorar la NSA”, afirma el exanalista externo, de 30 años. “Sigo trabajando actualmente para la NSA. Ellos son los únicos que no se dan cuenta”, agregó.
Sobre su vida actual, Snowden dice que tiene una existencia “ascética” y que se alimenta de fideos instantáneos de sobre y patatas. Y que las visitas le han traído muchos libros que se amontonan sin leer.
“Siempre ha sido bastante difícil sacarme de casa”, afirma en la entrevista. Mientras pueda estar sentado pensando, escribiendo o charlando con alguien, eso es más importante que salir a pasear.
El exanalista defiende de forma más extensa las razones que lo llevaron a actuar. La pasividad de quienes debían controlar a los servicios secretos en el Congreso estadounidense y la escasa supervisión de la corte secreta a cargo de ordenar el espionaje lo obligaron a tomar la decisión, después de haber tratado de alertar a colegas y superiores, afirma.
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