La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, enviará al Congreso un plebiscito para hacer una reforma política sin convocar a una Asamblea Constituyente, tras dos semanas de masivas protestas a las que se sumaron los principales sindicatos con una convocatoria a huelgas y movilizaciones el 11 de julio.
“La presidenta encaminará a los presidentes de la Cámara y del Senado la propuesta del Ejecutivo para la realización de un plebiscito”, informó este martes el ministro de Educación, Aloizio Mercadante.
“No tenemos tiempo hábil para realizar una Constituyente”, la propuesta inicial de Rousseff, añadió.
El ministro dijo que todo se hará lo antes posible ante la inminencia de las elecciones presidenciales de octubre del próximo año en Brasil.
“El objetivo es la brevedad porque cualquier cambio legal se hace hasta un año antes de la vigencia de una elección”, explicó.
Confrontada con las mayores protestas en dos décadas, en reclamo de mejores servicios públicos y el fin de la corrupción arraigada en la clase política, Rousseff anunció el lunes un paquete de propuestas que incluían un plebiscito para convocar una Constituyente que llevase a cabo una profunda reforma política.
Pero la propuesta de una Asamblea Constituyente generó polémica entre parlamentarios y cosechó las críticas de juristas, que la consideraron fuera de la normativa legal.
“Hay una necesidad en Brasil de incluir al pueblo en las discusiones sobre reformas, Brasil está cansado de reformas de cúpula”, dijo Joaquim Barbosa, presidente de la Corte Suprema, tras reunirse hoy con la mandataria.
MÁS MARCHAS
De su lado, las cinco mayores centrales sindicales de Brasil convocaron a huelgas y manifestaciones para el próximo 11 de julio.
“Participarán las cinco mayores centrales sindicales del país y otras menores. No es una huelga general”, declaró a la AFP Paulo Pereira da Silva, presidente de Força Sindical, una de las cinco centrales que convocan a un “Día de lucha” para defender su agenda.
Entre las demandas de los sindicatos figuran la reducción de la jornada laboral, reajustes en las pensiones de los jubilados y mayores inversiones en las áreas de salud y educación, una exigencia planteada en las protestas de estos días en Brasil.
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