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Argentina: Huelga bloquea los accesos a Buenos Aires y afecta transporte

Es el primer paro general de sindicatos en 10 años, contra políticas de Cristina Fernández. Hubo serias dificultades en el transporte urbano y aéreo.

Sindicatos opositores al régimen de Cristina Fernández en Argentina bloquearon hoy carreteras y calles, paralizaron el transporte por tierra y aire y frenaron las exportaciones de granos, en la primera huelga general en casi 10 años para exigir compensaciones para los trabajadores por la alta inflación en el país.

La protesta de 24 horas convocada por la principal central obrera, la peronista Confederación Central del Trabajo (CGT), y la más pequeña Central de Trabajadores Argentinos (CTA) era acatada mayormente entre los gremios de servicios y de empleados estatales. Partidos de izquierda también convocaron al paro.

En cambio, los sindicatos industriales, nucleados en una escisión de la CGT que respalda a la presidenta Fernández, rechazaron sumarse a la protesta, la primera de su clase desde diciembre del 2002 cuando una feroz crisis económica disparó el desempleo por encima del 21%.

“Los reclamos son justos, hay dinero que se gastan en cosas que no corresponden. El trabajador necesita mejorar su situación”, dijo Martha Valazza, una jubilada de 72 años en la estación central de Retiro, una de las principales terminales ferroviarias de Buenos Aires, que lucía desierta por la protesta.

Los huelguistas exigen una subida del salario mínimo y las asignaciones por planes sociales, la eliminación del impuesto a los ingresos de los asalariados –llamado ganancias– y un alza de las jubilaciones para hacer frente a una alta inflación que economistas privados calculan en un 25% para este año.

La huelga podría abrir un período de mayor conflictividad sindical en Argentina, donde las protestas y cortes de rutas por demandas salariales son frecuentes pero están atomizadas, según analistas.

Además es la puesta en escena de las aspiraciones de poder del líder de la CGT, el dirigente camionero Hugo Moyano, un exaliado de Fernández en el partido peronista, con ambiciones de saltar de la arena sindical a la política.

El dirigente se distanció del Gobierno tras las elecciones de octubre de 2011 en las que la mandataria fue reelecta con un abrumador apoyo gracias a una batería de planes sociales y la bonanza económica.

Desde entonces, la popularidad de Fernández ha caído unos 30 puntos, a alrededor del 40%, por la aceleración de la inflación, el estancamiento de la economía, una veda a la compra de dólares que irritó a la clase media y un estilo combativo que desgastó su relación con sus votantes.


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