Todos los Papas nombran de forma indirecta a su delfín y Benedicto XVI no fue la excepción. El ahora Papa emérito tuvo gestos de predilección hacia dos cardenales italianos semanas antes de anunciar su histórica renuncia y ahora muchos ven en uno de ellos al futuro líder de la Iglesia Católica.
Se trata de Gianfranco Ravasi, ministro de Cultura del Vaticano y el arzobispo de Milán, Angelo Scola, según un informe del diario español El Mundo.
Recientemente, Benedicto XVI encomendó a Ravasi la predicación de sus últimos ejercicios espirituales basados en los Salmos, que hizo con toda la Curia del 17 al 24 de febrero.
El Papa no solo agradeció las predicaciones de Ravasi. “Que Dios le recompense por este esfuerzo, que tan brillantemente ha logrado”, expresó el pontífice alemán.
Pero si Benedicto XVI “señaló” una vez a Ravasi, con el cardenal Scola lo hizo al menos en tres ocasiones: Recibiéndolo pocos días antes de anunciar su renuncia; visitándolo en su sede de Venecia y, sobre todo, trasladándolo a Milán.
Se cree que nadie va de Venecia a Milán si no es por una razón muy especial: el ser señalado por el Papa reinante como su favorito a la sucesión.
Pero también se deben analizar las diferencias entre Scola, de 71 años, y Ravasi, de 70.
El primero pertenece al sector más conservador, garantizaría la continuidad, es un buen teólogo y con experiencia pastoral. En su contra juega el haber sido una de las figuras del movimiento neoconservador Comunión y Liberación.
Ravasi pertenece al sector moderado, es señalado uno de los mejores intelectuales de la Iglesia y un maestro en el diálogo con el mundo moderno. Sería el ideal para reconquistar el ámbito de la cultura, tan alejado de la Iglesia Católica desde hace casi un siglo. En su contra juega su falta de experiencia pastoral.
Si la Santa Sede quiere una cabeza que debe girar al centro, esa dinámica apunta más a Ravasi, que puede verse favorecido por otra variable que va a ser sin duda determinante en la elección del nuevo Papa: la limpieza.
El próximo pntífice tendrá que estar limpio de cualquier episodio que lo vincule directa o indirectamente con la pederastia. Y esa vinculación afecta más a los prelados con cargo pastoral, como Scola, pero mantiene a salvo a los curiales, como Ravasi.
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