Ariel Segal,Opina.21
Arielsegal@hotmail.com
Mientras la atención mundial de lo que ocurre en el mundo árabe se ha concentrado en los violentos acontecimientos ocurridos en Egipto y Siria, apenas reparamos en los frecuentes atentados terroristas que ocurren en Irak, que para setiembre de este año han causado cerca de 5 mil muertos y miles de heridos en el contexto del conflicto entre radicales islamistas de las dos ramas principales del Islam: sunitas y chiitas.
El conflicto de Siria también está sujeto a la rivalidad entre islamistas sunitas y chiitas que comenzó luego de la muerte del fundador y profeta del Islam, Mahoma, en el siglo 7, por razones dinásticas-políticas, que durante 13 siglos han enfrentado a las minorías radicales de ambos grupos en búsqueda de dominar imperios pero en ese país es la minoría alawita (una escisión de chiismo hace más de 10 siglos) la que gobierna desde que el padre del actual dictador, Hafez al-Assad, llegó al poder en 1970 y le otorgó grandes privilegios negándose a compartir el poder con la mayoría sunita (60% de la población). Esa es la razón por la cual Bashar al-Assad lucha sangrientamente por el poder y por la supervivencia de su comunidad religiosa como la elite siria.En Irak ocurría una situación similar a la siria: una minoría –en este caso sunita– dominó a la mayoría chiita desde la fundación del país. Luego de la invasión estadounidense que derrocó al régimen de Saddam Hussein, el partido en el poder es de mayoría chiíta moderada, lo que ha causado que radicales de las dos principales doctrinas del Islam busquen derrocar al gobierno, con ayuda de la sunita Al Qaeda y del régimen teocrático chiita de Irán.
La retirada de las tropas norteamericanas en 2011 dejó al frágil gobierno iraquí expuesto a atentados en lo que podría convertirse en la próxima guerra civil en otro país árabe.
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