Carlos Carlín,Habla.Babas
Parece que su vaticinio no estaba alejado de la realidad. Una señora me llamó a radio Capital y dijo: ‘Él la mató por plata y, también, porque se sintió cornudo’. Se refería a la muerte de Ruth Thalía en manos de Bryan Romero, su expareja. Pareciera que en ambos casos, el ficticio y el real, lo importante no es el crimen sino la forma en que fue asesinada, el porqué, el adorno, la comidilla, la competencia. La muerte de una persona pasó a un segundo plano. Todos los días hay gente asesinada en nuestro país, pero este crimen tiene mayor importancia por su valor mediático. ¿A algunos de los que ahora presentamos reportajes, escribimos titulares o mandamos ‘tuits’ nos interesa la vida de esa muchacha? No defiendo ni programas ni formatos. Solo creo que especular sobre quiénes son terceros responsables en el asesinato de Ruth Thalía es una discusión paralela. Siempre será más importante reflexionar sobre por qué nos estamos matando entre nosotros.
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