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Opinión

(Nadine Heredia) se niega a responder clara y sonoramente que, simplemente, no será candidata en el próximo proceso electoral.

Mauricio Mulder, Pido la palabra
Congresista

“Ya pasaron los tiempos en los cuales se presentaban proyectos de ley con nombre propio”, dijo con contundencia Nadine Heredia ante una enésima pregunta periodística en torno a si será o no candidata a la Presidencia de la República. La solidez de lo declarado no ocultaba, empero, el rostro de incomodidad por la pregunta con un mohín que denotaba cansancio por lo reiterado de esta.

Pero ella y sólo ella es la culpable de que la prensa, de tanto en tanto, le formule la misma pregunta, ya que hasta el día de hoy se niega a responder clara y sonoramente que, simplemente, no será candidata en el próximo proceso electoral presidencial. “No está en mis planes”, “no estoy pensando en ello”, son frases que sirven para especular aún más, no para desmentir. Y esta otra, lanzada ayer, si bien es cierto puede cerrar la vía de la modificación de la ley, no despeja del todo las dudas, porque se negó, una vez más, a descartar su candidatura, y sigue pendiente la posibilidad de que quiera lanzar esta por una vía distinta a la legal.

De manera que sigue abierta, sin duda alguna, la pretensión del Gobierno de seguir explorando la posibilidad de una reelección disfrazada para el 2016. Es más. En muestra de la enorme capacidad de servilismo y adulonería que a algunos peruanos les gusta exhibir, el congresista Fredy Otárola, tratando de buscar el madrinazgo que lo lleve a la Presidencia del Congreso, ha vuelto a dejar abierta la posibilidad misma del proyecto de ley al tirar un portazo en las narices contra las corteses declaraciones de Alan García. De este modo, Otárola se pretende convertir en áulico de primera fila que probablemente concluya con la presentación del proyecto con nombre propio, contra viento y marea, que habilite a su admirada Primera Dama.

De manera que sigue abierto el tema por obra y gracia de la propia esposa del presidente de la República, que se niega simplemente a decir que no va a ser candidata. Y, también, por acción de sus áulicos que no saben cómo disfrazar sus pretensiones. Acuden a los mismos argumentos absurdos que los fujimoristas exhibían cuando Fujimori tentó su tercera reelección: “Le tienen miedo”, “que el pueblo decida” y otras provocaciones. Y buscarán, paradojas de la vida política, las mismas estrategias, sea presentar un proyecto de modificación de la Ley Orgánica de Elecciones, que sería una nueva ley de “interpretación auténtica”, o sea mediante habilitación del Tribunal Constitucional o del Jurado Nacional de Elecciones, que, al igual que en épocas fujimoristas, ya han adelantado opinión favorable al respecto.

El Art. 107 de la Ley Orgánica de Elecciones no sólo impide al cónyuge y a otros familiares directos ser candidatos, sino también a los ministros, viceministros, al contralor general, los miembros del TC, de la Corte Suprema, del CNM, de la ONPE, del JNE, la SBS, la Sunat, los presidentes regionales, los alcaldes y otros, así como al defensor del Pueblo y a los militares en actividad. Ninguno de estos impedimentos está en la Constitución, así que si desean levantar la restricción para una, tendría que ser para todos.

Han pasado sólo 12 años del último intento traumático de reelección en el Perú y, al parecer, quienes no decían nada en esas épocas ya han olvidado sus consecuencias. Tropezar de nuevo con la misma piedra parece ser deporte en el Perú.


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