Lima no es ‘Ciudad Gótica’, ‘Metrópolis’ o Nueva York, y tampoco somos villanos en busca de someter al superhéroe de turno para adueñarnos de la ciudad. Esta vez, sin embargo, debemos ponerles la marca a dos de los mal llamados ‘4 Fantásticos’. Colocar una ‘x’ sobre sus rostros, difuminarlos, desaparecerlos. En el mundo de los cómics, este es el numero más buscado: el que muestra al héroe (si acaso lo fueron) derrotado.
FANTÁSTICO N° 1
Claudio Pizarro. En teoría, su máximo poder es meter goles. Lo ha hecho con las camisetas del Bremen y del Bayern, pero con la selección apenas suma cuatro goles… en ¡cuatro eliminatorias! En 1999 jugó su primer partido oficial con la ‘blanquirroja’, y ante Paraguay llegó a los 62. Tiene solo 16 tantos en 13 años con la bicolor.
Además, Claudio pierde en una odiosa comparación con otros delanteros de selecciones más o menos de nuestro nivel. Humberto Suazo lleva 21 gritos en siete años con Chile, mientras que Roque Santa Cruz es el goleador histórico de Paraguay con 26 tantos, sin olvidar al ecuatoriano Christian Benítez, que acumula 22 goles desde 2005. Ninguno tiene el cartel de Pizarro, pero han trascendido más con sus colores.
FANTÁSTICO N° 2
Juan Vargas. Desde setiembre del 2008 ha vivido de su jugada en el gol de Fano ante Argentina. Era una de las esperanzas del equipo, hoy no se explica cómo se le sostuvo como titular. Mal estado físico, cero desborde, cero remate de larga distancia, cero tiro libre, el ‘Loco’ es una sombra del jugador potente y de carácter que asomaba como puntal.
Grosero para declarar y amigo de las celebraciones inoportunas, Vargas ya no es un ejemplo de profesionalismo, sino de la mal entendida criollada (indisciplina, impuntualidad). Su salida de la Fiorentina –un equipo top en Italia– para anclar en el Genoa así lo demuestra. Su cuarto de hora con Perú parece haberse cumplido.
TENGA EN CUENTA
- Si no juegan en sus clubes, Raúl Fernández y Alberto Rodríguez no pueden seguir en el once. Carvallo y Ramos son las opciones.
- Paolo Hurtado y André Carrillo (si se olvida de ‘ampays’) son los llamados a jugar como extremos.
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