Santiago Pedraglio,Opina.21
Ayer jueves, el nuevo presidente del Consejo de Ministros, René Cornejo, afirmó que el salario mínimo “ya se puso en agenda”, se puede entender que por obra y gracia del premier renunciante. Prácticamente repitiendo las palabras de su antecesor, César Villanueva, recordó que su incremento “fue una promesa de campaña”, y agregó que “dentro de los lineamientos técnicos que establece el Consejo Nacional del Trabajo se menciona este tema” (RPP, 27.2.2014).
¿Cómo entender la arrogante y contundente descalificación que Luis Miguel Castilla hizo de César Villanueva cuando el primero afirmó que el asunto del reajuste del salario mínimo no estaba en la agenda del Gobierno, que podía estar en la del Consejo del Trabajo pero que eso “era otra cosa”?
Esta última crisis en las alturas del Gobierno es una expresión más de la falta de institucionalidad que atraviesa todo el quehacer político, por no mencionar a la sociedad peruana en general. Se sacrifica a un premier porque no es funcional al poder o, en términos de quienes forzaron su salida, por hacer una simple declaración inoportuna.
No obstante, el ministro de Economía, quien le dio el puntillazo final a Villanueva, ahora queda debilitado por la declaración de Cornejo, que reconoce que el sueldo mínimo es, sí, un punto de la agenda política. Dicho de otra manera, el ministro que desencadenó la salida del premier podría ser, en poco tiempo, candidato a seguir el mismo camino.
Tal parece que, César Villanueva, ya sin cargo alguno, termina por ganar una batalla después de haber sido desmentido por la presidenta del Partido Nacionalista y primera dama, Nadine Heredia, y por el omnímodo aún ministro de Economía, Luis Miguel Castilla.
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