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"Soy una niña que siempre crea, que siempre aprende"

“Soy una especie de Alicia que va creando su País de las Maravillas”, nos dice Gloria María Solari quien, desde Escena Perú, trabaja con niños y adolescentes.

Foto: Luis Gonzáles.
Foto: Luis Gonzáles.

Gloria María Solari,Animadora
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Desde los 18 años trabaja con niños y adolescentes, despertando su amor por el teatro, la música, el baile y demás artes. Hoy, Gloria María Solari dirige Escena Perú, una asociación en la que desde este lunes 7 de enero se dictarán talleres dirigidos a niños y jóvenes. Informes e inscripciones: 422-7110.

¿Cómo recuerdas a Piero Solari, tu padre?
Con los brazos abiertos, sonriendo, cantando, comunicando, amando la vida. Ser su hija hasta ahora significa una carta de presentación. Él mismo nos decía que la mejor herencia que nos dejaría era el cariño de la gente.

Él era un hombre muy carismático. ¿Cuánto de ese ángel has heredado?
A él le encantaba la gente. Nosotros recuperamos el teatro Canout y él recibía a la gente en la puerta, dándole la mano, un abrazo. Yo, en cambio, soy tímida. Me gusta comunicar, pero establezco mejores vínculos con los niños, quienes son mi refugio. Con ellos me siento en mi elemento. Desde niña, mi manera de jugar consistía en esconderme de los grandes y reunirme con los más pequeños. Mi timidez desaparece a su lado.

¿Cuán niña eres?
Lo soy en mis maneras y en mi parte lúdica. Mi lado adulto está en que soy bien guerrera, valiente; no le tengo miedo al fracaso, asumo responsabilidades sin temor. Si tengo un objetivo, voy hacia él. Soy una todoterreno.

En los 90 hiciste un programa infantil con Carlos Alcántara y con Johanna San Miguel…
Sí, se llamaba Yankempó. Lo dirigió Sara Silva, una mujer de teatro muy inteligente. Ella quería que el niño fuera el protagonista, y por eso nos convocó. Nosotros representábamos prototipos con quienes los niños podían identificarse. Éramos una especie de antihéroes, no todo nos salía perfecto y, por eso, era muy divertido. Hoy no hay programas así. Es una pena que la televisión dependa tanto del rating y que nadie se esfuerce en hacer un buen programa para niños… y, sí, me encantaría ser yo quien haga ese programa.

Has hecho otras cosas…
Me encantaría volver a la música. Alguna vez tuve una banda, pero a veces al público le cuesta entender la diversidad, que una sea multifacética. El padre de mi hijo es Franjo Antich, quien estuvo en Toilet Paper (una buena banda de los años 70) y en Los Perros. Él es un capo y, a pesar de que estemos separados, lo adoro, siento que es mi familia.

Antes tenías mucha presencia mediática. ¿La extrañas?
Estoy un poco arrepentida de haberme alejado pues los medios te dan vigencia. Mi papi siempre me repetía que nos debemos al público, que él siempre quiere saber de ti. Por eso, el artista, para comunicar, tiene que estar presente. Esto no significa estar en escándalos, algo espantoso, pero sí presente. En un momento sentí que algunos programas me llamaban para todo, me aburrí y empecé a decirles que me llamaran para lo que en verdad sé hacer. Pero hoy pienso que debí seguir asistiendo porque a algunas personas les interesa lo que uno piensa, y mantener eso te hace estar vivo, tener más trabajo y sentirte querido.

¿Has sido una chica bohemia?
Me considero bohemia, pero esa vida no tiene que estar vinculada ni a las drogas ni al alcohol ni a los excesos. Entiendo a la bohemia como tertulia, curiosidad… y que así dure para siempre (ríe). Yo, apenas me vi en un programa infantil, dejé de fumar y de tomar alcohol por un tema de responsabilidad y consecuencia con mi trabajo. Tenía 18 años.

El Centro Cultural Juan Parra del Riego es de tu familia…
Es de mi madre, Gloria Recavarren, quien a sus 85 años es una superpromotora cultural. La casa es preciosa; su ubicación, fuera de serie. En los 90 había allí un teatrín, un escenario, una galería… Es decir, todas las manifestaciones culturales se podían presentar en un solo lugar, pero el espacio no tuvo mucho apoyo ni de los vecinos ni de las autoridades. Mi madre se aburrió de ser el quijote y alquiló la casa: se convirtió en un hostal de mochileros. Yo me deprimí, pero no había alternativa. Hoy, mi madre la ha recuperado y el centro cultural ha sido reabierto. Ella es una mujer fascinada por la juventud, y su comunicación con los jóvenes es impresionante pues, como ellos, apuesta por los sueños.

Tienes una asociación, Escena Perú, donde dictas talleres de teatro, música, baile, etcétera…
Hacemos talleres-montajes y nuestras obras que promueven los derechos de los niños, la inclusión social y la defensa del medio ambiente. Montamos las obras en varios teatros, y uno de nuestros espectáculos es el show navideño –escrito, dirigido y producido por mí– que todos los años ofrece el HSBC en la plaza San Martín.

Me gusta ese show…
Estoy llena de creatividad. Como te decía, soy una niña que siempre está creando, aprendiendo. Quizás tenga un locón en la cabeza, pero soy como una Alicia que va creando su país de las maravillas (ríe).

AUTOFICHA

- Colaboro con Aldeas Infantiles SOS. Allí trabajo con niños que vienen de realidades adversas. La forma de establecer vínculos con ellos es a través del juego.

- Por medio del juego, con los niños trabajo temas como la inclusión social y la solidaridad. La idea no es invadir su mundo sino integrarlos.

- Me identifico mucho con los niños. Trabajo desde muy pequeña con ellos. Empecé viendo temas de psicomotricidad y, luego, pasé a la TV, donde hice Yankempó.


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