Julián Legaspi,Actor
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com
Julián Legaspi nos dice que no está en esta vida para hacer fortuna sino para actuar. Justamente, hace 20 años, hizo el papel que lo lanzó a la fama: Calígula, en la serie El ángel vengador. Hoy actúa en la obra Cenando entre amigos, que va de J a L, a las 8 p.m., en el Teatro de Lucía (Bellavista 512, Miraflores).
Tu padre dirigió películas como Gregorio y Juliana, donde se explora la Lima marginal de los 80. ¿Tuviste contacto con esta realidad desde pequeño?
Durante mi niñez fui bastante cuidado, protegido. Recuerda que teníamos a Sendero Luminoso, y los padres se preocupaban mucho por sus hijos. Vivíamos en Diego Ferré, la calle de Vargas Llosa, en Miraflores, y al banco que estaba en la esquina lo dinamitaron varias veces. Además, estudié en el Franco Peruano, un colegio elitista. Es decir, durante mi infancia pasé por el costado de cualquier tipo de marginalidad.
¿Fuiste un niño rebelde?
Sí, era muy inquieto. Yo trataba de seguir las reglas, pero mi cuerpo no me lo permitía; las piernas se me movían solas, quería salir del salón e irme a jugar pelota. El colegio me aburría y, más que por notas, repetí por faltas. Me interesaban los cursos de Humanidades, pero las matemáticas me parecían poco prácticas. Además, sabía que de ellas no iba a vivir.
Hiciste de ‘Calígula’ hace 20 años. El personaje te estigmatizó, ¿no es verdad?
Siempre he sido muy auténtico, pero como parte de mi técnica de actuación busqué similitudes con el personaje… y estas aparecieron. Pero, a diferencia de ‘Calígula’, yo no tenía moto y no tenía chica (ríe). Me hubiera gustado tener cinco chicas, pero no tenía ninguna (ríe).
Siempre te convocan para hacer personajes de malo…
Sí, pero en el teatro he logrado equilibrar la cosa. Se me encasilló en el papel de rebelde, pero lo disfruté pues estuve en varias producciones importantes. Si van a traer un actor de fuera o ya tienen a Christian Meier, el galán de galanes, dime ¿qué papel me van a dar? Obviamente, el de malo (risas).
¿Te interesa tener empatía con la gente?
No la he buscado porque esta ha brotado naturalmente. Me gusta hablar con la gente y esta me dice: “No eres como pensé; ojalá todos los actores fueran como tú”. Yo saludo con el mismo aprecio al gerente del canal y al que limpia el baño pues todos somos iguales. Yo sé que hay, porque los he visto, actores que caminan con el cuello hacia arriba. Se sienten superiores.
Con la prensa de espectáculos no te llevas muy bien…
Algunos son muy faltosos, nos faltan el respeto, preguntan tonterías y nos hacen bromas pesadas (hace poco tuvo un incidente con reporteros del programa Amor, amor, amor). Este tipo de cosas no las aguanto y no creo que las vaya a aguantar en el futuro. A los 70 años me hacen esto y los agarro peor (ríe).
¿Eres violento naturalmente?
No soy violento, pero sí impulsivo, temperamental. Si me insultan o me mienten, me pongo de mal humor. Yo no me avergüenzo de nada de lo que hago.
Te hicieron un ampay con un porrito de marihuana en la mano…
Era un cigarro, mi vicio es el cigarro. No bebo, no uso drogas ni me meto ninguna pastilla.
¿En serio?
Soy un poco aburrido, algunas mujeres se han quejado por eso. ¿Soy pura pantalla? Sí, la verdad, sí (ríe). No me gustan las discotecas, me aburren. Conforme he ido creciendo he conseguido ser fiel; a los 18 o 19 años me costaba (ríe). Ahora vivo en paz, en tranquilidad. Además, dicen que quien mucho abarca poco aprieta (ríe).
No te has casado…
Así se me fueron presentando las circunstancias. En una etapa de mi vida quise tener un hijo; pero la chica con la que salía, no. Además, nunca he sido sinónimo de ‘estabilidad’. Por eso, conmigo, las chicas siempre lo han pensado dos veces.
Acabas de ingresar a la obra Cenando entre amigos…
Hay muchas cosas que me atraen de ella. Primero, va en un escenario bellísimo, el Teatro de Lucía. Luego, la dirige Roberto Ángeles. Tercero, tiene un elenco estupendo y, cuarto, es magnífica, minimalista, sin excesos. Al verla, uno se da cuenta de por qué ganó el Pulitzer. En la obra represento a un personaje que ha pasado por momentos duros, pero que no está dispuesto a perder a su mujer, a su familia.
Es tu contraparte vital…
Exacto. Si hace algunos años me hubieran ofrecido esta obra, habría elegido el personaje de César Ritter, quien manda al carajo todo y se va con la amante, pero a mis 39 años me identifico con el que quiere una familia, con el que quiere envejecer con su esposa e hijos. El ser humano va cambiando con el tiempo. Hoy me gusto más que antes y espero gustarme más, pues cada día trato de ser una mejor persona. Sí, hoy quiero esposa e hijos.
AUTOFICHA
- Nací en 1973, en Uruguay. De chico me atraían los antihéroes porque estos siempre son personajes interesantes; el todopoderoso nunca es tan atractivo.
- Por mis padres, cineasta y crítica de cine, soy cinéfilo desde pequeño. Estudié Cine y, de adolescente, trabajé con mi padre en sus películas.
- Con una cámara al frente me siento como un pez en el agua. Mi vicio es la actuación, pero como actor de teatro me falta muchísimo por aprender. En la tele, no mucho.
Si te interesó lo que acabas de leer, recuerda que puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.