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"Soy galante y adicto a todas las mujeres"

Es un personaje polémico y uno de nuestros más grandes compositores criollos. Efraín Aguilar decidió llevar su vida a la pantalla en la serie Los amores de Polo (de L a V, 9 p.m. América TV). Con ustedes, Augusto Polo Campos.

Créditos: Perú21.

Augusto Polo Campos,Compositor
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Augusto Polo Campos es un hombre complejo, difícil. Nos recibe en su departamento miraflorino donde confiesa vivir solo y, de pronto, empieza a contarnos historias que parecen inverosímiles, como si desvariara: que le acaban de robar diez mil soles, que lo han querido matar mientras se ‘confesaba’ en El valor de la verdad, que Manzanero lo ha estafado… relatos de conspiraciones donde el único bueno es él. Esta charla avanzó así, a trompicones, mientras tratábamos de llevar al magnífico compositor de Regresa, Contigo Perú y Cuando llora mi guitarra hacia una conversación que tuviera sentido.

¿Qué tan grande es su ego?
Acabo de venir del mercado, me habré cruzado con 300 personas, de ellas, me habrán besado o saludado unas 25 o 30. Yo sé lo que soy y, a pesar de que vivo solo, me siento querido. El cariño de la gente multiplica por millones el cariño que he recibido por mi trabajo, por mis canciones.

¿Se siente mujeriego?
La palabra mujeriego quiere decir “coleccionista de mujeres”, pero yo no hago eso, yo me considero un hombre galante, piropeador, pendejo, que enamora a todas las mujeres porque me gustan todas: flacas, chuecas, chinas, blancas… todas. Es decir, soy adicto a todas las mujeres.

El que habiendo tenido tantas mujeres y, al final, viva solo, ¿acaso refleja un enorme desamparo en usted?
(Polo Campos no responde y empieza a decirnos que le acaban de robar 10 mil soles en el banco, que reparte dinero en el Hospital Loayza, etcétera). Si estoy solo es porque eso me da más espacio para corretearlas (ríe). Y no estoy solo, anoche dormí con una ‘chinita’.

¿Su máxima satisfacción está en tener una chica nueva cada día?
Bueno, eso no pasa todos los días, pero las mujeres me fascinan; me encanta descubrirlas, hacerles poemas en las piernas… y todo eso me ha dado muy buenos resultados.

¿Qué talento tenía que lo hacía especial con las mujeres?
Ellas sabían que podía hacerles una canción. Tengo, desde niño, un don especial: puedo hablar más fácil y plácidamente en versos improvisados, y no solo de mujer sino de cualquier tema (y empieza a hablar en rima del congresista Urtecho).

¿A quién quiso más: a Cecilia Bracamonte o a Susy Díaz?
El día que encuentre la balanza que pese los sentimientos me voy a dar cuenta de que a todas mis mujeres las quise igual. Pero el amor de mi vida fue la voz de Jesús Vásquez, a quien escuché por primera vez cuando tenía ocho años. Y sí, mucho tiempo después, fue mi pareja durante siete años. La sigo amando y, cuando la imagino, la oigo y me digo: “¿Cuándo saldrá alguien que cante como ella?”.

Con las mujeres le ha ido bien, pero también le ha ido mal: recuerdo que hasta le hicieron algún juicio por alimentos…
Tengo siete hijos. Por ley, uno tiene que pasarles una pensión hasta que cumplan 18 años, pero, obligado por un abogado tramposo, al hijo que tuve con Zulú, la del juicio, le pasé dinero hasta que este tuvo 24 años.

¿Ha sido un buen padre?
Soy muy buen padre, demasiado bueno ya: soy un padre cojudo. En mayo les di su herencia: medio millón de dólares a cada uno, para que no sean pobres nunca, pues yo respeto mi apellido, que está muy ligado con el Perú. Cuando les di su herencia, al día siguiente dejaron de verme, se compraron carro del año… pero nunca vienen. Florcita viene los domingos, pero me pide que le cocine, algo que me encanta.

¿Cómo le ha ido en la vida?
Demasiado bien. Yo no he hecho cosas malas. Nunca fui cabrón, nunca fui ladrón, nunca fui huevón. Si me pones un espejo veré a un hombre muy bueno, mejor que mi papá. Y sí, me siento una leyenda viva de nuestra música.

Ha confesado que solo ha leído un libro en su vida, tampoco es músico, compone de oído. ¿De dónde le viene su don como compositor?
Lo aprendí en casa, con mi mamá, quien cantaba muy bien y tocaba la guitarra.

En Los amores de Polo, su miniserie, ‘Paco’ Bazán, un exfutbolista, hace de usted…
Y, como era arquero, yo le digo: “¿No te dio vergüenza ganarte la vida agarrándote las pelotas?” (ríe). Es un gran muchacho, tiene mucha simpatía.

¿Le gusta la miniserie?
No la he visto, no tengo tiempo, pero a Efraín Aguilar le he dado absoluta libertad. Yo fui muy sincero al contarles mi vida.

A propósito, ¿la Apdayc le paga sus regalías?
La Apdayc se queda con mi plata, me botaron a patadas. Antes, cobraba al año un millón 200 mil, pero ahora me ha enviado un cheque por 11,060 soles… y antes no bajaba de cien mil: ¡No me pagan!

¿Por qué canción quiere ser recordado?
Por la que le hice a mi madre: Cuando llora mi guitarra, y por la última que grabó Jesús Vásquez, Mi casa vieja.

AUTOFICHA

- Nunca leo. Solo he leído un libro en mi vida, y fue por el chantaje de una mujer preciosa, a quien le decían ‘La Liz Taylor peruana’. Ya murió, trabajaba para el FBI.

- En la TV gané mucha plata, allí hice de todo: Risas y Salsa, Camotillo el tinterillo, La revista de Edith Barr, Las mil y una de Carlos Álvarez.

- Tengo demasiadas canciones buenas. En diciembre voy a sacar un set de doce discos, cada uno con 10 canciones mías. Tengo mejores temas que Regresa.


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