07.MAY Martes, 2024
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"Soy divertida, pero también me siento inteligente"

“Si ven mi trabajo, se darán cuenta de que no tengo miedo al ridículo: he hecho hasta de una lavadora”, nos dice Alina Ferrand, conductora de Oh Diosas.

Foto: Mario Zapata.
Foto: Mario Zapata.

Alina Ferrand,Actriz
Autor: Gonzalo Pajares.
gpajares@peru21.com

Es una de las tres bellezas que conduce Oh Diosas (de L a V, 7:30 p.m., Plus TV), pero también es una competente actriz. Estos días podemos ver a Alina Ferrand en Sueños de un seductor, la comedia de Woody Allen que se presenta de jueves a lunes, a las 8 p.m., en el teatro Larco (avenida Larco 1036, Miraflores).

¿Eres muy urbana?
Lo soy, pero me gusta salir al campo; aprecio mis momentos de quietud, mis momentos contemplativos… pero me encanta la ciudad. Aunque dependerá de mi humor; si tuviese la plata, mañana me iría a Cusco y no a Nueva York… No tengo problemas en viajar sola (ríe).

¿Eres un poco hippie?
Me molestan con eso. ¿Hacer yoga te hace hippie? No creo, ¿no? Me gusta comer bien; mis notas en Oh Diosas son, por lo general, de terapias alternativas, de alimentación sana. Busco los productos orgánicos, no como carne ni pollo hace 15 años, pero sí pescado.

¿Quieres ir a la India?
Me estás haciendo un cliché con patas (risas). Pero, sí, uno de mis objetivos es irme a la India por lo menos un mes y estar en un retiro, y hacer yoga. Sí, soy urbana, pero tengo mi lado medio hippie.

¿Qué lees?
Hoy, más artículos de revistas que libros. De vez en cuando me engancho con una novela, pero por mi ritmo de vida tengo poco tiempo para leer. ¿Vanidades o Etiqueta Negra? Etiqueta (ríe).

¿Cómo son tus amigos?
De todo tipo: tengo amigos músicos, artistas, superintelectuales, del mundo de la moda… soy muy flexible. Tengo amigos actores, pero no paro con ellos; me gusta diversificar.

¿Para ser actor hay que estudiar o hay que confiar en el talento que se pueda tener?
Creo que intervienen las dos cosas. Hay gente que tiene talento innato, pero si no le das técnica, si no lo orientas, si no desarrolla las herramientas necesarias, se queda allí. Y he visto gente que, al inicio, no tiene tanta facilidad en el escenario pero, por persistencia y adquisición de conocimientos, termina brillando.

Debutaste en la versión teatral de Closer. Hacías el papel que, en el cine, hizo la actriz Natalie Portman. ¿Te costó mostrar tu cuerpo?
Sí, pero más que reparar en los nervios de mostrar mi cuerpo, en fijarme si estaba semidesnuda, estaba nerviosa por mi debut, por estar en el escenario.

Muchos nos preguntábamos de dónde salió esta chica tan guapa…
Ser guapa no es algo en lo que me fije mucho. No siento que use eso para mi carrera. En todo caso, es un elemento más, pero me apoyo en otras cosas como el humor. Si ves mi trabajo, te darás cuenta de que no le tengo miedo al ridículo: en mi obra anterior hacía de una lavadora (risas). Cuando la gente está muy encasillada en su apariencia física, tiene poca flexibilidad dramática y miedo a exponerse. Yo no pienso en si me veré bien o mal.

Tu belleza es clásica…
Es un bonito piropo, pero no me preocupo en impactar, sino en hacer bien mi trabajo; que el engranaje de la obra funcione, que el público se sienta pleno al ver lo bien que lo pasamos en el escenario. Si uno solo se preocupa en impactar, puede quedarse en la mera apariencia, y esto podría ser contraproducente.

En Sueños de un seductor le das seguridad a un tímido total. ¿Te ha tocado un papel similar en la vida?
Sí. Si una no hiciera eso, las relaciones serían aburridas. He sido supermaternal, pero también me han acogido como una niña. Lo ideal es que haya un equilibrio.

En tu carrera aprecias el humor; ¿en tu vida también?
Absolutamente. Sin él no podría llevar mi vida, no podría relacionarme con los demás. Por eso, en obras como Sueños de un seductor me siento tan bien, me encanta venir a trabajar. Su humor es muy inteligente y, como la obra, tengo una visión un poquito ácida de la vida. Deberías conocerme más. A veces hago bromas que son un poco jodidas… y hay gente que no las capta mucho.

El sentido del humor es una muestra de inteligencia. Cuando te miras al espejo dices…
¡Qué divertida soy! (risas), pero también me siento inteligente.

¿Te costó entrar al elenco de Oh Diosas?
No. Sé que hay muchos anticuerpos, mucho prejuicio alrededor del programa, pero no me importa lo que diga la gente pues sé que muchos de quienes nos critican no han visto el programa. Uno debe ser crítico y mejorar siempre: hemos cambiado de formato, aportamos cosas a quienes nos ven, no somos un programa banal. Uno ve el universo televisivo y se pregunta por qué nos atacan.

Cuando se dice “programa para mujeres”, el prejuicio aparece de inmediato…
Qué mal, ¿no? Hay un prejuicio muy grande hacia la mujer. Y me da pena que, muchas veces, este prejuicio parta de las propias mujeres. ¿Si vería Oh Diosas? Sí. Nuestro público es amplio: nos ven muchos hombres.

AUTOFICHA

- He vivido en Miraflores, en Pucallpa, en Washington (EE.UU.). Terminé el colegio en Los Reyes Rojos. Estar allí fue muy bacán: reafirmé mi vocación artística.

- De chica jugaba a que conducía mi propio programa de TV. Entrevistaba a mis amigos, a mis peluches. También hacía un programa de radio.

- Estudié Artes Escénicas en la PUCP. Quería ser solo actriz; mi familia me aconsejó que hiciera una carrera universitaria. Hoy lo agradezco, la vida se enriquece.


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